Nueve personas murieron por sobredosis de fentanilo, un potente analgésico, en la ciudad canadiense de Vancouver durante la noche del jueves, informaron el viernes autoridades de Canadá, donde esta semana se abrieron salas de consumo supervisado para intentar reducir los fallecimientos.

El repunte de muertes llega cuando Canadá, vecino de Estados Unidos, lucha por contener la crisis de sobredosis que el año pasado se cobró 2.000 vidas, y se esperan aún más en 2016.

Flanqueado por el jefe de policía de la ciudad y otros funcionarios del área de emergencia, Gregor Robertson, alcalde de Vancouver, alabó que existan servicios como las salas para toxicómanos, pero dijo que se necesitan más opciones de tratamiento.

“Es una época dura en Vancouver y es difícil ser optimista cuando aún no hemos tocado fondo”, reconoció Robertson.

“¿Se pueden imaginar nueve personas muriendo por cualquier otra razón en nuestra ciudad?”, preguntó por su parte el jefe de policía, Adam Palmer, quien también instó a aumentar la ayuda a los adictos.

El gobierno ha destinado decenas de millones de dólares para impulsar soluciones para las emergencias de salud pública, sin que hayan tenido el efecto esperado.

Del otro lado de la frontera, en Estados Unidos, también se ha registrado un repunte de muertes relacionadas con el consumo de fentanilo, entre ellas la de la estrella del pop Prince, por una aparente sobredosis en abril.

Salas para inyección supervisada

En Vancouver, 15 personas han fallecido en promedio al mes por sobredosis y la policía investiga actualmente 160 muertes, según Palmer. Las morgues han superado su capacidad, según la procuraduría local.

La mayoría de estas muertes han ocurrido en el barrio de Downtown Eastside, donde persisten un pobreza extrema y la venta abierta de drogas, pese a décadas de actuaciones.

El Ayuntamiento aprobó esta semana un alza de 0,5 puntos porcentuales del impuesto a las propiedades para ayudar a combatir la crisis de sobredosis de fentanilo.

Los fondos están destinados a apoyar a los trabajadores del sector de emergencias, de refugios y centros de ayuda.

Entre tanto y ante el aumento de la demanda, el gobierno federal eliminó los obstáculos para abrir nuevas salas de consumo de opiáceos y expandió su lucha contra los traficantes de drogas en la frontera.

Esta reforma de las leyes sobre drogas podría allanar el camino para la apertura de al menos nueve salas de consumo, conocidas en Canadá como ‘salas para inyección supervisada’, y para más búsquedas aduaneras de fentanilo.

Las primeras salas de consumo en América del Norte fueron abiertas en 2003 en una clínica de Dowtown Eastside en Vancouver, bajo una excepción de las leyes de posesión y tráfico de drogas.

Esta sigue siendo el único establecimiento del continente en el que los adictos reciben supervisión médica mientras se inyectan heroína comprada ilegalmente en las calles.

Ottawa también restringió recientemente seis químicos usados para fabricar fentanilo y se asoció con China para contener el flujo de esta sustancia desde fuera de su territorio.

Los expertos estiman que los analgésicos con fentanilo, sumamente potente y adictivo, son 100 veces más fuertes que la morfina. Pero el carfentanil, una droga relacionada, es 100 veces más potente que el fentanilo.

Dos miligramos de fentanilo puro -que tiene el tamaño de cuatro gramos de sal-, son suficientes para matar a un adulto de tamaño promedio.