Jefes de Estado y ministros de unos 180 países abren este martes en Marrakech una nueva conferencia de la ONU sobre el clima, la COP22, una semana después de la elección en Estados Unidos de Donald Trump, un declarado escéptico del cambio climático.

“Los jefes de Estado pueden cambiar, y cambiarán, pero estoy seguro de que podemos mantener un esfuerzo internacional durable para contrarrestar el cambio climático” dijo el lunes el actual jefe negociador estadounidense, Jonathan Pershing.

Estados Unidos es el segundo emisor de gases de efecto invernadero del planeta, por detrás de China. Bajo el gobierno de Barack Obama ha sido también uno de los motores esenciales de las difíciles negociaciones sobre el clima, que desembocaron en el histórico Acuerdo de París de 2015.

La COP22 de Marrakech da la señal de partida para definir el calendario y las reglas de aplicación del Acuerdo, principalmente para que los países se examinen mutuamente, cada cinco años, sobre sus avances.

También debe servir para empezar a definir cómo se entrega la ayuda financiera prometida a los países del Sur, los más afectados por el calentamiento del planeta, para transferirles la tecnología necesaria, y para decidir finalmente las inversiones en mitigación (lucha contra el cambio climático) y en adaptación.

En Marrakech se reúnen a partir del mediodía unos 80 jefes de Estado y de gobierno y ministros. En total, 196 países firmaron el Acuerdo de París, 109 lo han ratificado.

Si el presidente electo republicano Donald Trump decide retirarse del Acuerdo de París, como prometió durante la campaña electoral, el Acuerdo seguirá en vigor, según los especialistas, puesto que la mayoría de países emisores (incluido Estados Unidos) ya lo ratificaron.

Pero una medida de ese tipo dinamitaría sin duda el proceso negociador. Muchos países podrían verse tentados de abandonar la mesa, o de retrasar la aplicación de sus compromisos, que por otra parte no son legalmente vinculantes.

La lucha contra el calentamiento del planeta, que en 2016 volverá a batir probablemente récords de temperatura, es esencialmente una cuestión de voluntad de los gobiernos.

“Enfrentarse al reto del cambio climático es nuestra responsabilidad común y compartida” recordó el representante especial chino, Xie Zhenhua, cuyo gobierno ha asegurado que no se bajará del tren ni siquiera si Washington cambia de rumbo.

Crisis más difíciles de controlar

Más de 400 organizaciones no gubernamentales de 60 países pidieron el lunes, en una carta abierta dirigida a los líderes que acuden a Marrakech, que “se ponga un fin inmediato a las nuevas inversiones en energías fósiles” y a abandonar progresivamente la dependencia del carbón, el petróleo y el gas.

Los bajos precios del petróleo suponen una tentación para numerosos países de retrasar al máximo la conversión a las energías alternativas.

Otro grupo, de 27 militares de alto grado y especialistas de seguridad del mundo entero, publicaron también este martes otra carta.

“El cambio climático hará que muchas de las complejas crisis mundiales actuales sean mucho más difíciles de resolver”, indicó esta carta del denominado Grupo de Trabajo sobre la Seguridad Climática.

La COP22 se cierra el viernes, y el país anfitrión y presidente de las negociaciones, Marruecos, estudia con el resto de participantes la posibilidad de emitir un llamamiento solemne para continuar con la lucha.