Dos exalcaldes ruandeses fueron condenados este miércoles a cadena perpetua por la justicia francesa por su participación en el genocidio de los tutsis en la localidad de Kabarondo en abril de 1994.

Tras un juicio que duró dos meses, Tito Barahira, de 65 años, y Octavien Ngenzi, de 58, fueron condenados por “crímenes contra la humanidad”, “genocidio” y por “practicar de manera masiva y sistemática ejecuciones sumarias” aplicando un “plan con el objetivo de la destrucción del grupo étnico tutsi“.

Se trata de la segunda vez que la justicia francesa se pronuncia en un caso relacionado con el genocidio ruandés, tras la condena a 25 años de prisión en 2014 del ex capitán del ejército Pascal Simbikamgwa.

La pena impuesta corresponde a la condena que pedía el fiscal Philippe Courroye. Según él, los dos condenados, que se sucedieron como alcaldes en la localidad de Kabarondo, fueron los “engranajes fundamentales” del genocidio en la localidad y actuaron como “supervisores” y “verdugos”.

Courroye dijo que ambos habían sido “servidores de los planificadores del genocidio” y que “perdieron su cita con la humanidad” al no pedir perdón y negando las acusaciones hasta el final.

Se trata de un proceso excepcional con casi 250 horas de debates filmados, unos cien testigos, más de 30 toneladas de documentación e incluso un cambio de presidente durante el juicio.