El pan escasea este lunes en el Líbano por la falta de combustible para su cocción, un alimento básico que se suma a otros productos casi imposibles de encontrar en medio de un rápido deterioro de la situación desde que el Banco Central anunciase el miércoles la retirada de los subsidios a los carburantes.

En la Provincia Norte, incluida su capital Trípoli, la segunda ciudad más poblada del país, solo 15 de las 95 panaderías que producen pan estuvieron operativas hoy debido a la escasez de combustible, un bien “que ya ni existe”, explicó a Efe el representante del Sindicato de Panaderías para la región, Tariq al Mir.

Agregó que además casi todas las materias primas necesarias para hacer pan, cuyo precio establecido por las autoridades ha registrado varias subidas en los últimos meses, son importadas y deben ser pagadas en dólares, una moneda que se cambia en el mercado negro por unas 20.000 libras libanesas la unidad.

Tras perder más del 90% de su valor desde el comienzo de la crisis económica a finales de 2019, la divisa local se mantiene fuertemente inestable y a Al Mir le preocupan en especial los efectos que tendría en la industria panadera el levantamiento de los subsidios al trigo y al combustible.

El gobernador del Banco Central, Riad Salame, anunció la semana pasada el fin de los subsidios al combustible, una decisión que ha topado con el rechazo del Gobierno y que el jefe de la entidad emisora cree que solo puede ser evitada si el Parlamento permite la utilización de las “reservas obligatorias”.

Se trata de una cantidad base mínima que debe ser mantenida legalmente y que permite a los bancos reducir el riesgo de insolvencia, entre otras cosas.

Mientras tanto, la ya acuciante escasez de carburantes se ha agravado fuertemente en los últimos días, obligando a muchos comercios y establecimientos a cerrar ante la casi inexistencia de diésel para hacer operar los generadores eléctricos en momentos en que el suministro de luz pública no llega a una hora diaria.

El líder sindical reconoció que sin los subsidios el paquete de pan pasaría a costar 20.000 libras frente a las 1.500 de antes de la crisis y se preguntó si “el ciudadano pobre cuyo salario sigue siendo menor de 1,2 millones de libras” podrá permitirse un alimento tan básico como este.

Mussa, de 26 años, regenta una de las panaderías con horno que permanecen abiertas en Beirut y desde hace tiempo ya solo vende “kaak”, un tipo de pan tradicional que cuesta ya cuatro veces más que hace un par de años y del que hoy hace ya “apenas nada”, afirmó a Efe.

“Antes de que la crisis (más reciente) empezase llenamos nuestro generador al máximo con combustible y todavía utilizamos de ese hasta ahora. Todavía tenemos uno poco para operar durante dos o tres días, pero cuando se acabe tendré que parar”, dijo el joven.

Mussa mantiene que la mayoría de los establecimientos cercanos, dedicados a la cocción de otros tipos de pan que requieren menos temperatura, tienen hornos a base de gas, otro bien casi imposible de encontrar hoy en la capital, al igual que las medicinas o la leche para bebés.