La decisión del presidente palestino, Mahmud Abas, de postergar de manera indefinida las elecciones podría reavivar las tensiones entre su movimiento laico, el Fatah, y los islamistas de Hamás, lo que haría aumentar la presión para que establezca una nueva fecha para la consulta, de acuerdo a expertos.

Abas declaró la semana pasada que las elecciones legislativas y presidenciales previstas para mayo y julio, respectivamente, las primeras consultas palestinas en 15 años, no deben celebrarse hasta que Israel garantice que la votación podrá desarrollarse en Jerusalén Este.

Pero, inclusive antes de anunciar la postergación, los críticos de Abas preveían que utilizaría el espinoso tema de Jerusalén como pretexto para posponer unas elecciones en las que el Fatah ha sufrido reveses.

Jalil Shikaki, director del Centro Palestino de Investigación de Política y Encuestas, señaló a la AFP que Abas, de 85 años, confirmó estas presunciones.

“Está claro que esta (dilación) se vincula más a las expectativas sobre los resultados (electoral) que con el asunto de Jerusalén”, indicó Shikaki.

El Fatah, que controla la Autoridad Palestina con sede en la Cisjordania ocupada, convocó a las urnas en un esfuerzo para reparar los lazos con su viejo rival Hamás, que gobierna Gaza.

Pero, en tanto se acercaban las elecciones, Hamás se perfilaba mejor organizado que Fatah, que además enfrenta desafíos de grupos escindidos apoyados por poderosos exmiembros de éste.

Shikaki tildó esta decisión unilateral de Abas como “muy destructiva”.

“No es Israel quien derrotó a los palestinos, es Abas. Es él quien tomó esta decisión”, subrayó Shikaki.

‘Escalada’

Todas las facciones palestinas apoyan que se pueda votar en Jerusalén Este, que reivindican como capital de su futuro Estado.

Unos 300.000 palestinos viven en la parte oriental de la Ciudad Sagrada, tomada por Israel durante la Guerra de los Seis Días (1967) y posteriormente anexada, decisión no reconocida por la mayor parte de la comunidad internacional.

Hamás y otros críticos de Abas afirman que condicionar las elecciones a que Israel permita votar en Jerusalén Este le brinda al estado judío un veto inaceptable sobre el derecho de voto palestino.

Tras el aplazamiento, Hamás acusó a Abas de asestar un “golpe” contra su alianza.

Las protestas contra Abas, poco corrientes, estallaron inmediatamente tanto en Ramala como en la ciudad de Gaza.

Para Naji Shurrab, politólogo de la universidad Al Azhar, en Gaza, “la única solución ahora es retomar las elecciones”.

Israel ha manifestado que no va a interferir en estos comicios, pero no indicó si permitirá, como en 2006, que algunos palestinos voten simbólicamente en las oficinas de correos de Jerusalén.

Hamás obtuvo una sorpresiva victoria en aquella consulta, resultado no reconocido por Fatah.

Al año siguiente, tras sangrientos enfrentamientos con sus rivales, los islamistas tomaron el poder en Gaza.

Abas no tiene una solución clara para el desafío sobre Jerusalén. Shurrab, por su parte advirtió que “una postergación indefinida podría conducir hacia una escalada” de violencia con Hamás.

Larga “incertidumbre”

El coordinador especial de las Naciones Unidas para la paz en Oriente Medio, el noruego Tor Wennesland, apoyó el viernes pasado el voto palestino en Jerusalén Este.

Pero, señaló: “fijar una nueva y oportuna fecha para estas elecciones sería un paso importante para asegurar al pueblo palestino que su voz será escuchada (…) Un largo periodo de incertidumbre podría exacerbar la frágil situación”.

El portavoz de Abas, Nabil Abu Rudeina, indicó a la Agencia AFP que las facciones palestinas intentarán “reformular” un nuevo calendario electoral “en las próximas semanas”.

Pero, Adnan Abu Amer, politólogo de la universidad Ummah de Gaza, opinó que la posición de Fatah podría debilitarse cuanto más se prolongue el proceso.

“El Fatah ya no está unido como antes”, advirtió, refriéndose a facciones disidentes, una liderada por Naser al Kidwa, sobrino del líder histórico palestino, Yasir Arafat.