Arabia Saudita acelera el ritmo de los juicios contra opositores, como un médico que también tiene nacionalidad estadounidense, en casos que podrían provocar una confrontación con el próximo presidente estadounidense Joe Biden, muy crítico con el poderoso país del Golfo, un socio destacado de Washington.

Biden amenazó durante su campaña con convertir al reino petrolero en un “paria” por las violaciones de derechos humanos, sobre las que el ejecutivo saliente de Donald Trump hizo en gran parte la vista gorda.

La intensa ola de represión contra la disidencia podría incomodar al príncipe heredero Mohamed bin Salmán frente al presidente demócrata, quien también prometió que suspendería las ventas de armas a causa de los reiterados abusos cometidos en el marco de la intervención militar saudita en Yemen.

Según la activista por los derechos de las mujeres Loujain al Hathloul, quien fue condenada a casi seis años de prisión condicional que le permitirá quedar libre en unos meses, el médico Walid Fitaihi, de 56 años, podría ser arrestado de nuevo tras una larga detención preventiva.

Walid Fitaihi, un reconocido orador y presentador de un programa de televisión sobre vida saludable, fue liberado en julio de 2019 tras haber estado casi dos años detenido.

Graduado de la universidad estadounidense de Harvard, fundador de un reputado hospital de la ciudad de Yedá, a orillas del mar rojo, Fitaihi fue condenado en diciembre a seis años de cárcel. Presentó un recurso esta semana y de momento está libre.

Activistas y fuentes próximas a su familia aseguraron a la AFP que fue torturado, incluso con electrochoques. Diputados estadounidenses denunciaron su detención por motivos, según afirmaron, políticos.

El médico, que tiene cerca de dos millones de seguidores en Twitter, fue condenado, entre otras razones, por haber obtenido la ciudadanía estadounidense sin autorización y por haber apoyado públicamente los levantamientos populares de la Primavera Árabe de 2011.

Walid Fitaihi podría acabar convirtiéndose en una “moneda de cambio”, teme un allegado de su familia, quien apuntó que Riad podría utilizar su caso y otros para obligar a la administración Biden a adoptar una actitud menos hostil hacia el reino.

“Nuevas líneas rojas”

Salah al Haider, hijo de una activista por los derechos de las mujeres, y Bader al Ibrahim, escritor y médico, también están siendo procesados. Las autoridades no comunicaron ni su detención ni qué cargos se retienen contra ellos.

El martes, Arabia Saudita se reconcilió con Catar pero aún así mantiene el proceso de Salman al Awdah, un religioso detenido desde 2017 por haber reclamado el cese del conflicto diplomático abierto entre ambos países.

Además de la detención de decenas de activistas y de miembros de la familia real, Arabia Saudita también está investigando por corrupción al expríncipe heredero Mohamed bin Nayef. Este veterano aliado de la agencia de inteligencia estadounidense CIA está detenido desde marzo.

Las autoridades amenazan con colocarlo en aislamiento pese a su frágil salud si no “desbloquea los fondos” vinculados a las acusaciones de corrupción, según una comisión de investigación parlamentaria británica, que calificó en diciembre esta táctica de “extorsión”.

“Resulta asombroso ver al príncipe Mohamed [bin Salman] multiplicar estos casos”, observó Kristin Diwan, investigadora en el Arab Gulf States Institute de Washington.

“Podría ponerse tenso de cara a las negociaciones con Biden. O podría fijar nuevas líneas rojas: los asuntos internos sauditas no se tocan”, comentó a la Agence France-Presse.

Según una fuente cercana a los dirigentes del reino, Riad está “decidido a no dejarse presionar sobre esta cuestión”.

“Punto sensible”

“No estoy seguro de que los sauditas se den cuenta del alcance del problema al que se verán confrontados con la nueva administración Biden”, subrayó en declaraciones a la AFP Hussein Ibish, un experto en el Golfo radicado en Washington.

La ofensiva contra los opositores sauditas se produce por ser, a su entender, un “tema sensible para los demócratas estadounidenses”.

Entretanto, Walid Fitaihi sigue trabajando en el hospital, en primera línea contra el coronavirus. Como él, ni su esposa ni sus tres hijos, también ciudadanos estadounidenses, pueden salir del reino.

El médico declinó hacer declaraciones a la AFP. Algunos opositores han sido acusados de estar en contacto con medios internacionales.

“‘¿Por qué tiene tantos seguidores?’, le preguntaron quienes lo interrogaron durante su detención”, contó una fuente próxima, quien consideró que las autoridades sauditas quieren, simple y llanamente, “destruirlo”.