El presidente de Siria, Bashar al Asad, se reunió este lunes en Damasco con el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov para hablar de cooperación económica frente a las sanciones de Occidente contra el gobierno sirio, en una visita poco usual.

Lavrov, que visita Siria por primera vez desde 2012, aterrizó este lunes en Damasco para sumarse a una delegación rusa que llegó la víspera con el viceprimer ministro Yuri Borisov al frente, según la agencia de prensa siria Sana.

La delegación se reunió con Asad, quien subrayó la “determinación” de su gobierno a “proseguir el trabajo con los aliados rusos”, implementar los acuerdos bilaterales y garantizar “el éxito de las inversiones rusas en Siria”, indicó el presidente en un comunicado.

Los participantes hablaron de la posibilidad de nuevos acuerdos” que permitirán “aliviar las repercusiones de las sanciones” contra Siria, agregó la presidencia.

La economía siria lleva meses en caída libre, socavada aún más por las sanciones de la ley “César”, adoptadas por Washington a mediados de junio, y que se han sumado a las que ya habían impuesto los occidentales.

Estas medidas en vigor desde hace años afectan a los responsables del régimen, pero impactan también sobre la economía, en particular a las importaciones sirias y al sector petrolero.

Los participantes en la reunión del lunes, según la presidencia siria, también subrayaron la importancia “de los mecanismos que permiten soslayar el bloqueo económico y las presiones para el pueblo sirio”.

Aliado incondicional de Damasco, Moscú intervino militarmente a finales de 2015 en el conflicto sirio para apoyar a Asad que entonces estaba en serios aprietos ante la arremetida de los rebeldes que buscaban su caída y el poderío creciente de los grupos yihadistas.

Este lunes, en conferencia de prensa, Borisov mencionó un futuro acuerdo para ampliar la cooperación económica y comercial, a estudio por parte de funcionarios sirios. Espera que sea firmado antes de fin de año, en una nueva visita a Damasco.

“Bloqueo económico”

Fueron discutidos unos cuarenta proyectos, en el área de la energía, en particular la rehabilitación de centrales eléctricas, pero también prospección de hidrocarburos frente a la costa siria.

“El aislamiento económico de Siria y la adopción de la ley César (…) difícilmente permitan atraer inversiones a la economía siria”, lamentó Borisov. “Se trata de un bloqueo económico que buscamos romper con nuestro esfuerzo común”, subraryó.

La guerra no ha impedido a las empresas rusas invertir en los últimos años en los sectores petrolero, gasífero y minero sirios. Han logrado contratos, en particular para la construcción de molinos y estaciones de bombeo de agua.

Una empresa rusa obtuvo en 2019 una concesión por 49 años por la gestión y expansión del puerto comercial de Tartús (noroeste). Un año antes, la misma empresa había obtenido una concesión por 50 años para invertir y extraer fosfato en la región central de Palmira.

El presidente ruso, Vladimir Putin, efectuó en enero de 2020 una visita sorpresa a Damasco, su primer viaje a la capital siria desde el inicio del conflicto en 2011. En diciembre de 2017, visitó la base aérea rusa de Hmeimim, principal instalación militar de su país en el noroeste de Siria.

El conflicto en Siria, que estalló en 2011 con la sangrienta represión de las manifestaciones prodemocracia, causó más de 380.000 muertos y obligó a exiliarse a millones de personas.

Bajo la égida de la ONU, un comité con representantes de Damasco y de la oposición está trabajando en una revisión de la Constitución. Las Naciones Unidas aspiran a que este proceso allane el camino hacia una solución política del conflicto.

“Los miembros del comité constitucional decidirán si quieren enmendar la Constitución actual o crear una nueva”, advirtió este lunes el canciller sirio Walid Mualem, en la conferencia de prensa.

“En ambos casos, el resultado se someterá a referéndum”, apostilló.