Los servicios de seguridad interior israelíes (Shin Beth), normalmente centrados en “las actividades antiterroristas”, estarán ahora autorizados a recopilar datos de los ciudadanos para luchar contra el coronavirus, que ha contaminado a más de 300 personas en Israel.

El primer ministro saliente, Benjamin Netanyahu, dio luz verde a la propuesta mientras su rival Benny Gantz recibía el lunes el encargo, 15 días después de las legislativas, de formar gobierno para sacar al país de una larga crisis política.

Determinado a usar todos los medios “en la guerra contra un enemigo invisible”, Netanyahu había propuesto el sábado la recopilación de datos de los ciudadanos, una medida que plantea interrogantes sobre su carácter democrático, según los analistas.

Su gobierno aprobó la medida que debía luego ser examinada el lunes por una comisión parlamentaria, antes de que juraran los diputados. La comisión, procedente del parlamento saliente, prefirió que se encargara de ello la nueva Asamblea y postergó así su examen.

Según la prensa israelí, la policía podrá acceder, gracias a las compañías telefónicas y sin necesidad de pedirlo a un juez, a los datos de localización geográfica de los contagiados por coronavirus y de las personas en cuarentena.

El Shin Beth podrá además acceder a la geolocalización de los enfermos durante los 14 días previos a su diagnóstico con el objetivo de “identificar sus trayectos y a las personas con las que estuvieron en contacto”, según la prensa.

El último balance del ministerio de Sanidad israelí da cuenta de 304 personas contaminadas y decenas de miles confinadas.