Siete manifestantes murieron este sábado en Irak durante protestas antigubernamentales, luego de que líderes políticos acordaron respaldar al criticado primer ministro y acabar a toda costa con el movimiento de contestación.

En las afueras de la plaza Tahrir de Bagdad, cuatro manifestantes murieron, tres de ellos por disparos mientras que al cuarto le impactó y estalló una granada lacrimógena en la cabeza, según fuentes médicas y de seguridad.

En Basora otros tres manifestantes murieron en una dispersión con munición de guerra. En esta ciudad, al sur de la capital, han sido cortados los accesos al puerto, por donde ingresa al país buena parte de sus importaciones de alimentos y medicinas.

Más temprano este sábado, las principales fuerzas políticas iraquíes acordaron mantener en su cargo al primer ministro Abdel Mahdi y acabar con las manifestaciones, aún recurriendo a la fuerza, indicaron a la AFP dos altos responsables políticos, que pidieron el anonimato.

La ola de manifestaciones y violencia que vive Irak desde el 1 de octubre ha dejado más de 300 muertos, según un balance de la AFP.

Patrocinio de Irán

Según una de las fuentes políticas, el acuerdo se produjo tras reuniones en Najaf, ciudad santa chiita del sur, bajo la égida del general Qasem Soleimani, comandante de las fuerzas encargadas de operaciones exteriores de los guardianes de la Revolución, ejército ideológico iraní.

Irán, potencia regional muy influyente en el vecino Irak, centra la cólera de los manifestantes, que atacaron el consulado iraní en Kerbala (sur).

El general Soleimani obtuvo en Najaf dos apoyos muy importantes para el primer ministro: el del líder chiiita Moqtada Sadr –que hasta hace poco pedía la renuncia del jefe de gobierno–, y el del hijo del gran ayatolá Ali Sistani, la mayor autoridad chiita de Irak, Mohamed Reda Sistani.

“Las fuerzas políticas se han puesto de acuerdo para mantener al primer ministro Adel Abdel Mahdi y conservar el poder, aunque admitiendo reformas, en especial en la lucha contra la corrupción, y enmiendas constitucionales”, detalló a la AFP uno de los responsables consultados.

Estas fuerzas dieron carta blanca al gobierno para “poner fin a las manifestaciones, por todos los medios”, agrega.

Renovación del sistema

Las manifestaciones están alimentadas por la corrupción de la clase política y la falta de trabajo.

Los movilizados piden además la renuncia de todos los responsables políticos y una renovación total del sistema político implementado desde la caída del dictador Sadam Husein, en 2003.

El movimiento se mantiene incólume desde entonces, y los iraquíes han seguido tomando las calles para exigir “la caída del régimen”.

Centenares de manifestantes permanecían congregados este sábado en la emblemática plaza Tahrir en Bagdad.

El corte de internet que persiste desde el principio de la semana hace temer lo peor a los iraquíes, que recuerdan dolorosamente lo ocurrido durante la primera semana de octubre.

Entonces, en un país cortado del mundo, murieron en esa semana 157 personas según un balance oficial, muchas de ellas a manos de francotiradores que sembraron el terror apostados en los techos.