La máxima autoridad de los chiitas iraquíes instó al Gobierno a responder a las demandas de los manifestantes, so pena de que las protestas, que en cuatro días dejaron 37 muertos, vayan en aumento.

El movimiento, inédito por su carácter espontáneo en un país donde las movilizaciones suelen ser partidistas u obedecer a razones tribales o religiosas, es la primera prueba para el Gobierno de Adel Abdel Mahdi, que está en marcha desde hace apenas un año y que pidió paciencia. Pese a este llamado y el bloqueo de internet, este 4 de octubre se produjeron nuevos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, que dispararon balas reales en la capital.

Empleo para los jóvenes y guerra a la corrupción

El movimiento de protesta se ha ido extendiendo a ciudades del sur del país, la mayoría chiitas, y reclama empleos para la juventud y la dimisión de dirigentes “corruptos”. “El gobierno debe cambiar su manera de afrontar los problemas del país”, fueron las palabras de Ali Sistani, en un sermón leído por uno de sus asistentes en la mezquita de Kerbala, al sur de BagdadEl Ejecutivo “debe mejorar los servicios públicos, suministrar empleos a los que no lo tienen, evitar el clientelismo en el sector público y terminar con la corrupción”, agregó. El ayatolá también denunció los “ataques inaceptables […] contra manifestantes pacíficos y también contra policías”.

Ayatolá Sistano contra yihadistas de Estado Islámico

El ayatolá Sistani, que consideró que las reformas eran “obligatorias”, criticó al primer ministro y al presidente pero, sobre todo, responsabilizó a los diputados del mal funcionamiento del Estado. “Aunque las protestas cedan por un tiempo, reaparecerán y serán aún más fuertes y más multitudinarias”, advirtió. En 2014, con la fatua, el ayatolá movilizó a decenas de miles de combatientes contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

En Bagdad, después del sermón, se escucharon disparos, según periodistas de la AFP. Internet está cortado desde el miércoles por la noche y un cordón de policías y militares custodia un radio de entre dos y tres kilómetros en torno a la plaza Tahrir. “Continuamos: o morimos o cambiamos el régimen”, advirtió Sayyed, un manifestante de 32 años, en Bagdad, antes del discurso del ayatolá, durante una protesta en el centro de la capital.

El movimiento de protesta, que nació en Bagdad, alcanzó las provincias de Nayaf, Misan, Zi Qar, Wassit, Diwaniya, Babilonia y Basora, mientras que en el Kurdistán, autónomo, y en las regiones al norte y al oeste de Bagdad, principalmente sunitas y devastadas tras años de guerra contra el EI, reina la calma.