Murtaja Qureiris quedó “fichado” por el gobierno de Arabia Saudita cuando sólo tenía 10 años. En ese entonces, el niño encabezó una manifestación por los derechos humanos en su país, la cual estuvo enmarcada en la época conocida como la Primavera Árabe.

Aquella movilización ocurrió en 2011, cuando Murtaja era sólo un niño. Pasaron tres años hasta el que mencionado país lo detuviera en un control fronterizo mientras viajaba junto a su familia a Bahrein.

Según detalla el diario The New York Times, con apenas 13 años Qureiris tenía cargos en su país por participación en protestas contra el gobierno, tenencia de un arma de fuego y ser miembro de una organización terrorista.

Desde ese entonces, según relata un comunicado de Amnistía Internacional, el joven ha estado en prisión sin antes haber tenido un juicio justo, a lo que se suman supuestas torturas para obligarlo a confesar supuestos crímenes contra el Estado.

La organización añade que el propio Ministerio Público Árabe recomendó su ejecución en agosto de 2018, por “crímenes contra la humanidad”, sin antes haberle dado la posibilidad de una audiencia para exponer sus puntos de vista.

Murtaja Qureiris
Murtaja Qureiris

Desde NYT agregan que las ejecuciones que lleva a cabo el mencionado régimen son a través de la decapitación, a lo que agregan que muchas de ellas no dan tiempo ni siquiera para una apelación.

Por otra parte, la Organización Saudita Europea para los Derechos Humanos confirmó la semana pasada que podría existir cierto sesgo discriminatorio hacia Murtaja Qureiris, debido a que viene de una familia de manifestantes chiítas de la provincia de Qatif.

A eso se suma un antecedente no menor, ya que su hermano Ali Qureiris fue asesinado por un disparo durante una protesta en 2011. Hasta el día de hoy no existe claridad respecto a los involucrados en el hecho.

Actualmente, junto a Murtaja esperan su ejecución los presos Ali al-Nimr, Dawood al-Marhoon y Abdulla al-Zaher; quienes también eran menores de edad al momento de ser detenidos por las autoridades y sentenciados.

Para Amnistía Internacional, las persecuciones contra el pueblo chiíta en Arabia se han intensificado con el ascenso del príncipe heredero Mohamed Bin Salmán, cuyo régimen ha sido testigo de cientos de ejecuciones en el último tiempo.

Mohamed Bin Salmán |AFP
Mohamed Bin Salmán |AFP

Sin ir más lejos, Arabia ejecutó a 139 personas en 2018, las cuales habían sido detenidas por supuestos crímenes de drogas, pero cuyos juicios habían sido denominados como “demasiado abreviados”.

En lo que va de 2019 el país ha decapitado a 47 hombres, la mayoría de origen chiíta. Todos ellos habían sido apresados por supuestos hechos de terrorismo ocurridos en el territorio. Uno de ellos incluso fue crucificado.

Lynn Maalouf, directora de investigación sobre Medio Oriente en Amnistía Internacional, expresó el pasado lunes que esto podría continuar con el paso de los meses.

“No debería caber duda de que las autoridades de Arabia Saudita están listas para llegar a cualquier extremo contra sus propios ciudadanos con el fin de quebrar el disenso (manifestaciones), y esto incluye, recurrir a la pena de muerte para hombres que simplemente eran niños al momento de ser arrestados”, concluyó.