Crece la preocupación por una escalada en el Golfo Pérsico. Estados Unidos habla de una presunta nueva amenaza. Los primeros diplomáticos abandonaron Irak. ¿Cuál es la postura de Irak en este conflicto?
Washington atribuye la amenaza a “milicias sectarias hostiles a EE.UU.” en Irán. El Gobierno de Estados Unidos “no puede garantizar total ayuda a sus ciudadanos en casos de emergencia”, dijo en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores.
El gobierno de Estados Unidos ha aumentado enormemente la presión sobre Teherán. A principios de mayo, envió un portaaviones y un escuadrón de bombarderos al área. Washington habló de una amenaza “inminente” de Irán y las fuerzas aliadas. Luego envió otro buque de guerra y un sistema de misiles antiaéreos.
Tanto el secretario de Estado, Mike Pompeo, como Irán subrayan no querer ninguna guerra. Sin embargo, se subió el siguiente nivel de escalada: incidentes de sabotaje en la región, ataques con drones contra un oleoducto saudí y más amenazas de Estados Unidos. Crece la preocupación de que un incidente provoque el descontrol de la situación.
Irak, en medio de dos frentes
El primer ministro iraquí, Abdel Abdul Mahdi, dijo no haber observado ningún movimiento que represente una amenaza: “Le hemos dejado claro a los estadounidenses que el gobierno de Irak cumple con su deber de proteger a todos los ciudadanos”.
Como vecino de Irán y antigua zona de ocupación de EE. UU., Irak no podrá evitar formar parte del conflicto. “Irak tiene lazos tanto con los estadounidenses como con los iraníes”, dijo a DW Guido Steinberg, de la Fundación Ciencia y Política, con sede en Berlín.
Los iraníes controlan parte de la política en Bagdad. El chiíta Nuri al-Maliki, primer ministro del país, es considerado por muchos sunitas como una marioneta de Irán, cuenta Steinberg. Teherán también tiene influencia sobre las milicias chiítas en Irak, que está dividido entre su deseo de mantener buenas relaciones con los estadounidenses y la masiva influencia política, militar y económica de los iraníes”, advierte Steinberg.
“Desastre político para Irak”
“Para Irak, sería un desastre político si los ataques se concretaran”. Sobre todo, porque podría llevar a represalias estadounidenses contra milicias iraníes en Irak.
“En un conflicto militar, Irak trataría de permanecer neutral”, explica Manaf Musawi, jefe del Centro de Estudios Estratégicos de Bagdad. Pero grandes fracciones de las fuerzas de seguridad controladas por milicias chiítas, y partes de la población, se opondrán a Estados Unidos. “Esto podría desembocar en una guerra civil”, según el exdiplomático estadounidense Nabil Khoury.
Desconfianza en Estados Unidos
Actualmente hay unos 500 soldados estadounidenses estacionados en Irak. Como Irán no tendría las capacidades militares para librar una guerra abierta, usaría “proxies” o milicias proiraníes que tendrían en la mira las bases estadounidenses.
Los presuntos ataques iraníes aún no han sido probados por ningún gobierno. Es innegable la comparación con las presiones en 2003, cuando Irak fue culpado de poseer armas de destrucción masiva. Una amenaza que nunca pudo ser confirmada. Así que la desconfianza frente a Washington sigue siendo grande. Un conflicto militar también golpearía fuertemente a Irak.
“La provocadora retórica de Trump es un factor muy peligroso porque en una movilización puede ocurrir un error. Y bajo esta administración todo es difícil de predecir”, dice Khoury, del Chicago Council on Global Affairs.