El fiscal general de Israel señaló este jueves que inculpará al primer ministro Benjamin Netanyahu por soborno, fraude y abuso de confianza, apenas unas semanas antes de las elecciones previstas para abril, anunció el ministerio de Justicia.
En un comunicado, el fiscal Avichai Mandelblit confirmó que tiene la intención de acusar al primer ministro, quien cuenta con el derecho de mantener una audiencia previa para defenderse antes de que se presenten los cargos formalmente.
A pesar de que fue anticipada hace varias semanas, la decisión de Mandelblit, 40 días antes de las elecciones legislativas del 9 de abril, podría cambiar los resultados de la consulta, lo que amenaza el largo reinado de “Bibi”, quien a los 69 años y 13 en el poder brega por un quinto mandato.
Mandelblit tiene la intención de acusar a Netanyahu de soborno, fraude y abuso de confianza en el marco del “expediente 4000”, nombre en clave dado por los investigadores y considerado el más grave contra el primer ministro.
Netanyahu es sospechoso de haber intentado obtener una cobertura favorable por parte del sitio de noticias Walla, a cambio de favores del gobierno que podrían haber generado centenares de millones de dólares a Bezeq, el grupo de telecomunicaciones más grande de Israel.
El fiscal Mandelblit también tiene la intención de acusar a Netanyahu de fraude y abuso de confianza en otros dos casos.
El partido de Netanyahu, Likud (derecha conservadora), denunció una “persecución política”. En cuanto al Partido Laborista (oposición), reclamó la renuncia del primer ministro.
No antes de varios meses
Anteriormente, en tanto todos los medios de comunicación israelíes dedicaban programas especiales al esperado anuncio de Mandelblit, el Tribunal Supremo rechazó tres acciones destinadas a postergar el plazo, una de ellas presentada por el Likud.
Una inculpación, si se concretase, no tendría lugar durante varios meses. Por lo tanto, Netanyahu no sería formalmente acusado antes de las elecciones anticipadas. Tampoco estaría obligado legalmente a dimitir si es acusado tras haber regresado eventualmente a su cargo.
Pero una decisión como ésta por parte del fiscal general sume a la campaña en la incertidumbre.
Tras haber investigado desde fines de 2016, interrogado a Netanyahu en varias ocasiones y escuchado a muchos testigos y sospechosos, la policía recomendó en 2018 la inculpación del primer ministro en tres casos sobre connivencia entre el gobierno y directores de empresas, que incluyeron supuestos regalos de champán y cigarros, o un intento de colusión con la prensa.
Netanyahu sigue proclamando su inocencia. Denuncia un complot de sus rivales y medios de comunicación. “Es cacería de brujas”, declaró recientemente.
El Likud ha colgado en las redes sociales una animación que muestra los expedientes contra Netanyahu derrumbándose como un “castillo de naipes”.
Apoyo de Trump
Netanyahu recibió este jueves el apoyo del presidente estadounidense Donald Trump, tras una cumbre en Hanói con el máximo líder norcoreano Kim Jong Un.
“Lo que puedo decir es que ha hecho un excelente trabajo como primer ministro”, señaló Trump.
El primer ministro aún no está acusado. Pero la pregunta se plantea abiertamente: ¿por dominante que sea la figura de Netanyahu en la escena política israelí, correrán los votantes el riesgo de renovarle su confianza en tanto la acusación lo está acechando?
Netanyahu lo ha intentado todo para que el fiscal espere a después de las elecciones. Él y su entorno político argumentan que esto distorsionaría las reglas del juego. En vano.
Los votos podrían trasladarse desde la derecha de Netanyahu hacia el centro de Benny Gantz, principal rival del primer ministro, según el diario Yediot Aharonot. Aunque, considera, también podría ocurrir lo contrario, si Netanyahu aprovecha el anuncio de Mandelblit para presentarse como una víctima de la izquierda y la prensa.
Netanyahu y el Likud continúan siendo favoritos en las encuestas. El Likud podría perder sólo unos pocos escaños. Pero sería todo el bloque de derecha sobre el cual Netanyahu quiere construir una coalición gubernamental el que se debilitaría.