El régimen sirio alcanzó un acuerdo de alto el fuego este viernes con los rebeldes en el sur del país que incluye la entrega de armas pesadas y semipesadas en todas las ciudades, tras una ofensiva devastadora de dos semanas por parte de Damasco y su aliado ruso.

Rusia supervisó estas negociaciones que buscaban una rendición de los rebeldes en la región meridional de Deraa, descrita como la “cuna” de la revuelta contra el presidente sirio Bashar al Asad en 2011.

La guerra en Siria se inició tras la represión de estas manifestaciones prodemocráticas por parte del régimen.

El acuerdo estipula una tregua y además que el régimen controlará “todos los puestos de observación a lo largo de la frontera siriojordana”.

Este mismo viernes el ejército logró apoderarse del puesto clave de Nasib, por donde pasa gran parte del comercio con Jordania.

Por otro lado, los rebeldes que rechacen el acuerdo podrán abandonar la región con sus familias rumbo a la provincia de Idleb, en el noroeste.

Retoman control de Nasib

En Nasib, “vehículos de la policía militar rusa y representantes de la administración (siria) en las fronteras llegaron al puesto (…) sin la necesidad de ningún combate”, precisó a la AFP el director del Observatorio sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman.

La agencia de prensa oficial siria Sana indicó por su lado que “la bandera siria fue izada a la altura del puesto de Nasib”, sin más precisiones.

Los bombardeos contra las zonas rebeldes de la provincia meridional de Deraa se habían reanudado el pasado miércoles tras el fracaso de las negociaciones.

El régimen se ha hecho con el control de 30 localidades de la provincia de Deraa gracias a acuerdos y victorias militares. Damasco controla ahora dos tercios de esta región, mientras que antes sólo era el 30%.

Por primera vez desde 2015, las fuerzas de Al Asad recuperaron el jueves el control de la frontera con Jordania en la provincia de Deraa, una zona fronteriza de 275 km2, según el OSDH.

Según el portavoz del comando rebelde, Hussein Abazeed, el acuerdo preliminar negociado el viernes prevía el traslado con todas las garantías de seguridad de al menos 6.000 personas –combatientes y civiles–, hacia la provincia de Idleb, en el noroeste del país, aun bajo control insurgente.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aseguró en un comunicado que “750.000 vidas se encuentran en peligro” en una región en que el número de desplazados ha alcanzado los “325.000”.

Por otro lado, un atentado con coche bomba mató a al menos 18 personas en una ciudad del este de Siria, incluidos 11 miembros de la fuerza regional apoyada por Estados Unidos contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), informó una ONG.

“Un coche bomba estalló ante la base de las Fuerzas Democráticas Sirias en Al-Bsayra, una ciudad en Deir Ezzor”, una región del este, informó el OSDH.

El ataque “mató a un comandante y otros militares, así como siete civiles, incluidos tres niños”, explicó.