En el en lecho del hospital y acompañado por su madre que lo mira resignada, Basel Al Helo, herido en una pierna por un disparo israelí el viernes en la Franja de Gaza, es tajante: “No me arrepiento de nada”.

En el hospital Shifa de Gaza, varios jóvenes palestinos heridos el mismo día que Basel están en cama rodeados de sus familias.

El viernes, el enclave palestino vivió su jornada más sangrienta desde la guerra de 2014: 17 palestinos murieron y otros cientos resultaron heridos, la mayoría por disparos, en una manifestación en la que hubo incidentes con los soldados israelíes en la frontera con Israel.

Las versiones de los hechos difieren.

Según el ejército israelí, los soldados usaron balas reales para responder a los manifestantes, que les lanzaban piedras, artefactos explosivos y neumáticos quemados para intentar sabotear la valla metálica de alta seguridad que cierra la frontera.

Pero según los palestinos y las organizaciones de defensa de derechos humanos, el ejército hizo un uso desproporcionado de la fuerza frente a manifestantes que no suponían un peligro para su vida.

Según el hospital Shifa, más de 800 palestinos resultaron heridos por disparos de soldados israelíes desde el viernes, el primer día de un movimiento de protesta que tenía que durar seis semanas para reclamar el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

“Intensos disparos”

En el hospital, algunos heridos admiten haber lanzado piedras y otros aseguran que fueron atacados por el ejército sólo porque estaban allí.

Muchos aseguran que no tienen nada que perder y que, cuando se recuperen, volverán a manifestarse.

“Estaba cerca de la frontera. De pronto hubo intensos disparos y la gente empezó a caer delante mío, entre ellos un amigo. Cuando quise ayudarle, me alcanzaron”, recuerda Basel.

“Fui allí para ver lo que pasaba y expresar mi solidaridad”, explica este adolescente, que asegura que no lanzó piedras.

La Unión Europea y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, han pedido crear una comisión de investigación independiente sobre el uso de balas reales, una demanda que Israel rechaza.

Agence France-Presse
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Según el ejército, más de la mitad de los manifestantes fallecidos eran miembros de grupos radicales. Hamas, el movimiento islamista en el poder en la Franja de Gaza, reconoció que cinco de los fallecidos formaban parte de su rama armada.

Al lado de la cama de Basel duerme Alí Zeer, un palestino de 15 años, herido en el pecho. Su madre explica que sus nueve hijos participaron en la manifestación junto a decenas de miles de palestinos. Pero Alí fue el que más se acercó a la frontera.

“Era una manifestación pacífica. No lanzó piedras”, asegura esta mujer de 39 años.

Según la ONU, la Franja de Gaza está en una situación tan precaria que podría producirse una “explosión” de protestas a corto plazo.

El domingo centenares de jóvenes volvieron a acercarse a la frontera pero los soldados israelíes los dispersaron con gases lacrimógenos.

Agence France-Presse
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