Decenas de grupos rebeldes sirios rechazaron un llamado de Moscú a organizar una cumbre con el régimen de Damasco el mes próximo en Sochi para buscar una solución al conflicto en Siria.

Rusia e Irán -aliados de peso del presidente sirio Bashar al Asad– y Turquía –que apoya a la rebelión- propusieron el viernes organizar “un congreso de diálogo nacional” en la localidad rusa el 29 y 30 de enero.

Este llamado se produce en momentos en que el equilibrio de fuerzas se inclina ampliamente a favor del régimen, que controla el 55% del territorio sirio tras infligir una serie de reveses a los rebeldes.

“Rechazamos totalmente el intento de Rusia de evitar el proceso de Ginebra” indicaron en un comunicado 40 grupos rebeldes, en referencia a las negociaciones de paz organizadas en esa ciudad suiza por la ONU y en las que aún no se logró esbozar un plan de paz.

Entre las numerosas facciones que firmaron el rechazo figura el influyente movimiento islamista Ahrar al Sham y grupos que en el pasado fueron armados por Washington, como las brigadas Al Motasem.

“Desde el principio decimos que todos lo que quieren tener un papel de intermediario y de garante en Siria deberían ser neutros, justos y honestos en su apoyo a la transición política”, afirmó a la AFP Mustapha Sejari, un responsable de las brigadas Al Motasem.

“No es el caso de Rusia, que participa matando al pueblo sirio”, agregó.

Rusia, aliado indefectible del régimen sirio, interviene militarmente desde septiembre de 2015, en un momento en que el ejército sirio tenía problemas frente a los rebeldes y los yihadistas.

Su apoyo militar logró cambiar el equilibrio de fuerzas en el terreno.

El régimen de Damasco aceptó inmediatamente participar en la cumbre de Sochi. Había criticado en varias ocasiones el proceso de Ginebra.

Las negociaciones siempre se bloquearon sobre el futuro de Asad. Damasco se rehúsa a evocar la eventualidad de que deje el poder, reclamado por la oposición.

La compleja guerra en Siria, en la que intervienen múltiples actores, dejó más de 340.000 muertos desde marzo de 2011.