Irak decidió asestar un duro golpe a los tres años de presencia del grupo Estado Islámico (EI) en su territorio, lanzando el asalto a su último bastión, cerca de la frontera con Siria.

La ofensiva coincide con los movimientos efectuados, al otro lado de la frontera, por el ejército sirio y sus apoyos para rodear a los combatientes de la organización ultrarradical.

La batalla busca asfixiar a los yihadistas en su último reducto, en el valle medio del Éufrates, que abarca desde la provincia de Deir Ezzor, en el este de Siria, hasta Al Qaim, en el oeste de Irak.

Se trata del “último gran combate contra el EI”, afirmaron recientemente los generales estadounidenses de la coalición internacional que apoya a las fuerzas iraquíes contra los yihadistas.

Las fuerzas lanzaron el ataque en la localidad de Al Qaim, en la provincia desértica de Al Anbar, donde la frontera es porosa.

Al amanecer, el primer ministro de Irak, Haider Al Abadi, comandante en jefe del ejército, anunció en un comunicado “el lanzamiento de la batalla para liberar Al Qaim, Rawa y los pueblos y aldeas de los alrededores”.

“Los combatientes del EI no tienen otra opción que morir o rendirse”, declaró.

Abadi realizó el anuncio desde Irán, gran aliado e importante potencia regional, donde tenía previsto reunirse con el presidente, Hasan Rohani, y con el guía supremo, Ali Jamenei.

Bombardeos de la coalición

En 2014, los yihadistas se apoderaron rápidamente de casi un tercio de Irak pero, desde entonces, las tropas gubernamentales y paramilitares los han expulsado de más del 90% del territorio que poseían.

El general iraquí Qasem Al Mohamedi, al mando de las operaciones, indicó a la AFP que las tropas posicionadas en torno a la ciudad de Al Qaim avanzaban “en cuatro frentes: por el este, el sur, el sureste de la ciudad y desde la provincia de Nínive, más al norte”.

El general agregó que en la ofensiva participan el ejército, las unidades antiterroristas (CTS), la policía federal y las Fuerzas de Movilización Popular (Hashd al Shaabi), unidades paramilitares dominadas por chiitas y creadas para apoyar al ejército, con el apoyo de Irán.

La provincia de Al Anbar es sunita y varias unidades tribales sunitas del Hashd fueron movilizadas.

“La fuerza aérea iraquí y la aviación de la coalición internacional llevan a cabo bombardeos”, precisó el general Mahmud Al Fellahi, comandante de las operaciones en Al Anbar.

Según el Norwegian Refugee Council (NRC), más de 10.000 civiles que huyeron de la región de Al Qaim han llegado a los campos de desplazados, cerca de Ramadi desde principios de octubre.

Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señaló que alrededor de 65.000 personas han huido de Al Anbar en lo que va de año.

Contra los kurdos en el norte

Según el Gobierno de la región autónoma, las tropas federales bombardean “con artillería pesada” Zumar, una zona petrolera al noroeste de Mosul. “Avanzan con las unidades del Hashd hacia las posiciones de los peshmergas”, los combatientes kurdos, aseguró el Consejo de Seguridad del Kurdistán.

Las fuerzas iraquíes no confirmaron esta operación.

El Gobierno central y la región del Kurdistán están inmersos en una crisis desde que hace un mes se celebrara un referéndum de independencia kurdo. El Kurdistán dio un paso atrás el miércoles para tratar de rebajar tensiones y afirmó estar dispuesto a “congelar los resultados” de su consulta, donde ganó el sí por una gran ventaja.

Pero Abadi replicó asegurando que “solo aceptará la anulación del referéndum y el respeto de la Constitución”.