Al menos cinco personas murieron este miércoles por la explosión de una bomba en un autobús en la ciudad siria de Homs, informó un medio de prensa oficial.

La explosión, que dejó también seis heridos, se produjo en un pequeño autobús en el barrio de Al Zahra, blanco regular de ataques con bomba, el último de los cuales dejó cuatro muertos en diciembre.

La mayor parte de los residentes de ese barrio pertenecen a la rama religiosa alauita del islam chiita, como el presidente Bashar Al Asad.

En diciembre, cuatro personas perdieron la vida en una explosión en un centro de la Media Luna Roja en ese distrito, mientras que en febrero, un doble atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) dejó 57 muertos.

Entrevistado en la televisión pública, el gobernador de Homs, Talal Barazi, afirmó que cuatro de los fallecidos eran chicas jóvenes que iban en autobús a la universidad.

La mayor parte de Homs está en manos del gobierno, excepto el distrito de Waer, donde se está llevando a cabo la última fase de una evacuación, en virtud de un acuerdo entre el gobierno y los rebeldes.

Tres oleadas de rebeldes y sus familias ya habían abandonado Waer según un acuerdo alcanzado en diciembre de 2015, aunque las evacuaciones se interrumpieron hasta que se cerró otro acuerdo a principios de marzo de este año.

Grupos rebeldes critican los llamados acuerdos de “reconciliación” como el de Waer, afirmando que les fuerzan a firmarlos con tácticas de asedio.

Pero el gobierno defiende que estos pactos, que permiten que los rebeldes y sus familias salgan a cambio de recuperar territorios colindantes, son la mejor forma de poner fin a seis años de guerra.

Durante un tiempo, Homs fue conocida como la “capital de la revolución” por las amplias protestas que albergó la ciudad cuando empezó la revuelta, en marzo de 2011.

Más de 320.000 personas han perdido la vida en el conflicto sirio y millones se han visto forzadas a dejar sus hogares.