El ejército sirio y sus aliados conquistaron este miércoles el Casco Viejo de Alepo, tras la retirada de los combatientes rebeldes, que pidieron un alto el fuego en la segunda ciudad de Siria y la evacuación de los civiles.

La declaración de los rebeldes, consecutiva a la reconquista del 75% de los barrios del este de Alepo por las tropas gubernamentales, pide también negociaciones sobre el “futuro de la ciudad“, una vez se haya superado la crisis humanitaria.

El imparable avance de las tropas gubernamentales en lo que era uno de los principales bastiones rebeldes provocó el éxodo de 80.000 civiles desde el inicio de la ofensiva el 15 de noviembre pasado, informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

Las tropas gubernamentales tomaron el control del Casco Viejo sin combatir debido a que los rebeldes se replegaron “por temor a quedar sitiados“, indicó el OSDH.

El ejército sirio entró en el Casco Viejo luego de ocupar los barrios adyacentes de Bab al Hadid y Aqyul, al este de la célebre ciudadela que estuvo siempre en manos del gobierno.

A los pies de ese imponente edificio medieval se extiende el Casco Viejo, que era el corazón turístico de Alepo con inmensos zocos cubiertos, hoteles y restaurantes.

El avance del ejército, secundado por combatientes procedentes de Irán y el Líbano, es apoyado por intensos bombardeos aéreos contra las zonas aún controladas por los rebeldes, entre ello el barrio de Al Zabdiya, indicó el OSDH.

El martes el gobierno había retomado ocho barrios en la parte central del este de Alepo, entre ellos el de Shar, “el barrio residencial más importante en el centro del este de Alepo”, según el OSDH.

Incapaces de resistir a medios desplegados por las fuerzas de Bashar al Asad, los grupos rebeldes se encuentran acorralados en la parte sur del este de Alepo, sin esperanza de recibir refuerzos ni municiones.

A medida que avanzan las tropas gubernamentales, aumenta el número de personas que huyen del este de Alepo, donde residían unos 250.000 habitantes.

Unos 80.000 habitantes se refugiaron en los barrios gubernamentales del oeste de la ciudad o en las zonas controladas por las milicias kurdas, indicó Rami Abdel Rahmane, director del OSDH.

Esas cifras no incluyen a los habitantes que se desplazaron a los barrios en manos rebeldes.

“No pudimos dormir, la situación es muy difícil”, dijo a la AFP Oum Abdu, una mujer de 30 años que abandonó el barrio de Bab al Hadid con su marido y sus cinco hijos.

“Los últimos cuatro días fueron agotadores”, agregó mientras esperaba para subir a un autobús del gobierno y ser trasladada a un campo de desplazados.

Tras el inicio del sitio en julio pasado, “la subida de los precios era increíble. Era muy difícil conseguir leche o pañales para mi bebé de ocho meses. Felizmente la gente se ayudó”, cuenta Hassan Atlé, procedente del barrio de Bayada.

Al menos 369 civiles murieron, entre ellos 45 niños, en el este de Alepo desde el inicio de la ofensiva, según el OSDH.

En las zonas gubernamentales del oeste, atacadas por la artillería rebelde, murieron 92 civiles, entre ellos 34 niños.

Un disparo mató a un coronel ruso, Ruslan Galitskiï, uno de los militares de mayor rango muerto en Siria desde el inicio de la intervención rusa el 30 de septiembre de 2015.

Principal aliado del presidente Bashar al Asad, Rusia anunció discusiones esta semana en Ginebra con Estados Unidos para encarar la evacuación de miles de rebeldes del este de Alepo.

Pero la reunión fue anulada y el ministro ruso de Relaciones Exteriores Sergueï Lavrov achacó la responsabilidad a su homólogo estadounidense John Kerry, cuyo país apoya a los rebeldes.

No obstante, Lavrov y Kerry podrían reunirse el miércoles o jueves en Hamburgo (Alemania), en el marco de la reunión anual de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

El miércoles, Kerry volvió a abogar por una reactivación de las negociaciones entre el gobierno y la oposición.

“Rusia dice que Asad está dispuesto” a negociar y “soy partidario de probar esa opción, incluso si Alepo cae”, dijo Kerry.

Pero, fortalecido por las últimas victorias militares, Siria excluyó cualquier alto el fuego que “no prevea la salida de todos los terroristas” del este de Alepo.