El gobierno norcoreano de Kim Jong-un exigió el domingo la repatriación de una decena de empleados de un restaurante administrado por Corea del Norte en China, que en abril pasado habrían decidido no volver a su país.

El gobierno norcoreano sostiene que esos empleados fueron secuestrados, mientras que Corea del Sur afirma que determinaron libremente no regresar a su país.

Se trata de la primera reacción norcoreana desde que el martes pasado las autoridades surcoreanas anunciaran que los norcoreanos, en su mayoría mujeres, podían instalarse libremente en Corea del Sur.

“Los empleados norcoreanos fueron liberados por los servicios de inteligencia surcoreanos la semana pasada”, dijo un responsable del ministerio surcoreano de Unificación.

Ellos no “desean que se sepa el lugar donde se encuentran”, agregó la fuente.

Este domingo, Corea del Norte denunció “un complot” vicioso para “ocultar la verdad alrededor del secuestro del grupo”.

“Ocultarlos invocando ‘razones de seguridad” muestra que el anuncio del gobierno fantoche es un invento”, dijo un portavoz de un comité norcoreano creado para ayudar a los empleados, indicó la agencia oficial norcoreana KCNA.

“Seguiremos luchando para salvar y recuperar a nuestros ciudadanos”, agregó ese portavoz.

El grupo, integrado por 12 camareras y su director, protagonizó la huida más numerosa de los últimos años.

La mayoría de los norcoreanos que llegan a Corea del Sur son interrogados durante varios meses por los servicios secretos surcoreanos (NIS) a fin de detectar eventuales espías.

Luego, antes de comenzar una nueva vida en Corea del Sur, pasan tres meses en un centro de reinserción.

En este caso, el NIS informó que los trece empleados permanecerían detenidos por razones de seguridad en vez de ser enviados al centro de reinserción.

El martes, el ministerio de Unificación, responsable de los asuntos intercoreanos, anunció que los interrogatorios habían finalizado y que los empleados habían comenzado una nueva vida.

En los últimos meses se registraron varios casos de huida de norcoreanos hacia Corea del Sur.

El más reciente, ocurrido esta semana, es el del número dos de la embajada de Corea del Norte en Londres, Thae Yong-Ho.

El sábado, Corea del Norte dijo que ese diplomático era un “criminal”.