El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que busca consolidar su poder tras el golpe de Estado fallido, pidió a Estados Unidos la extradición del imán exiliado Fethullah Gülen, su enemigo jurado al que acusa de haber urdido el alzamiento militar.

Gülen, de 75 años, vive en Estados Unidos desde 1999 pero el presidente islamo-conservador le considera artífice de la breve y cruenta intentona golpista que dejó al menos 265 muertos.

“Señor presidente se lo digo yo, expulse o entréguenos a esta persona”, dijo Erdogan, dirigiéndose al estadounidense Barack Obama, en un discurso pronunciado la noche del sábado ante miles de partidarios en Estambul, evitando sin embargo utilizar en todo momento el nombre de Gülen.

El predicador negó cualquier implicación en lo sucedido el viernes por la noche en declaraciones al diario New York Times, e incluso sugirió que el jefe de Estado turco pudo haber orquestado el intento de golpe de Estado.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry aseguró que su país ayudaría a Ankara a investigar el golpe abortado e invitó al gobierno turco a presentar pruebas contra Gülen.

“Mensaje de solidaridad”

El alborozo reinó la noche del sábado en Estambul, donde los partidarios de Erdogan se echaron masivamente a la calle.

“Esta multitud es un mensaje de solidaridad que enviamos al mundo entero”, explicó Besir Demirozur, de 29 años.

Pero el país, un aliado estratégico para Europa y miembro clave de la OTAN, pagó un alto precio por este golpe fallido: 161 muertos y 1.440 heridos entre las fuerzas leales a Erdogan y los civiles, y 104 golpistas muertos.

Señal de que la tensión seguía latente, el departamento de Estado norteamericano desaconsejó el sábado a los estadounidenses viajar a Turquía.

Estados Unidos suspendió por otro lado las operaciones aéreas contra el grupo yihadista Estado Islámico en Siria después de que se cerrara el acceso a la base de Incirlik.

El jefe de esta base aérea, el general de brigada Bekir Ercan Van, fue arrestado el sábado con más de una docena de oficiales de menor grado bajo acusaciones de haber respaldado el golpe de Estado fallido, según la prensa local de este domingo.

Cerca de 3.000 militares fueron detenidos en relación directa con la intentona golpista, y el jefe del gobierno turco aseguró que estos “cobardes recibirán la pena que merecen”.

Además, también fue arrestado un juez de la Corte Constitucional, la más alta instancia legal del país, y se anunció que 2.745 jueces iban a ser relevados de sus funciones.

Obama exhortó a todas las partes en Turquía a “respetar el Estado de derecho y evitar cualquier acción que pueda suscitar nuevos hechos de violencia o de inestabilidad”.

Tras el fracaso del golpe, partidarios del régimen lincharon a soldados rebeldes en un puente de Estambul, según un fotógrafo de la AFP que vio morir a uno de ellos e ignora la suerte que corrió otro violentamente golpeado.

“Dueños de las calles”

Los hechos se fueron encadenando desde poco antes de la medianoche, cuando “las fuerzas armadas turcas” decretaron la ley marcial y un toque de queda en el país, tras el despliegue de tropas en Estambul y Ankara.

Los golpistas anunciaban una “toma de poder total en el país” para “garantizar y restaurar el orden constitucional, la democracia, los derechos humanos y las libertades y que prevalezca la ley suprema”.

Los combates, en los que intervinieron cazas y tanques, dieron lugar a unas escenas de violencia inéditas desde hace décadas en Ankara y Estambul.

En la capital, el parlamento fue bombardeado y un avión lanzó una bomba cerca del palacio presidencial. No muy lejos de allí, aviones F-16 atacaron los tanques de los rebeldes, según la presidencia, y Erdogan dijo que el hotel donde se encontraba de vacaciones fue atacado tras su marcha.

El presidente turco, criticado en los últimos años por su deriva autoritaria, exhortó a los turcos a “seguir siendo dueños de la calle (…) porque siempre es posible un nuevo estallido” en el país.

La comunidad internacional condenó unánimemente el intento de golpe, que según Rusia acrecentaba “los riesgos para la estabilidad regional e internacional”.