El primer ministro británico, Boris Johnson, expresó a la presidenta de la Comisión Europea su “grave preocupación” por las restricciones impuestas a la entrega de vacunas contra el coronavirus, que puedan comprometer los acuerdos celebrados en el marco del Brexit sobre Irlanda del Norte.

En una conversación telefónica con Ursula von der Leyen, Johnson “expresó su grave preocupación por las posibles repercusiones de las medidas de la Unión Europea (UE) sobre la exportación de vacunas”, dijo su portavoz.

Ante los retrasos sufridos en la entrega de vacunas del laboratorio AstraZeneca, la UE decidió imponer un mecanismo que prohíbe las exportaciones “no legítimas”.

Irlanda del Norte forma parte de esos territorios considerados no europeos.

Pero el acuerdo del Brexit tenía entre otros objetivos evitar el retorno de una frontera y de controles aduaneros entre Irlanda, miembro de la UE, e Irlanda del Norte.

La UE invoca por su parte un artículo que le permite suspender ese protocolo si su aplicación “conlleva graves dificultades económicas, sociales o medioambientales”.

Este texto enfureció tanto a las autoridades de Irlanda del Norte, cuya primera ministra Arlene Foster lo calificó de “un acto hostil increíble”, como al gobierno de la República de Irlanda.

El primer ministro de Irlanda, Micheál Martin, mantuvo “conversaciones con (…) Ursula von der Leyen para expresar (sus) preocupaciones”, según un portavoz del gobierno.

“El Reino Unido tiene acuerdos legalmente vinculantes con los proveedores de vacunas y no espera que la UE, como amiga y aliada, haga algo para interrumpir la implementación de estos contratos”, dijo un portavoz de Johnson.

El Reino Unido importa las vacunas anticovid de Pfizer/BioNTech de una fábrica en Bélgica.