Desde hace dos semanas, un informe sacude a la sociedad irlandesa: el resultado de cinco años de investigación sobre los hogares para madres solteras. Desde 1922 hasta 1998, las mujeres embarazadas y solteras eran enviadas allí para dar a luz, y sus bebés eran a menudo entregados a familias adoptivas, a veces sin su consentimiento.

Nuestro medio asociado Radio Francia Internacional entrevistó a dos supervivientes. Una dio a luz, y la otra nació en una de estas instituciones.

En 1985, Sharon Mac Geoghan tenía quince años cuando un amigo de la familia la violó y ella quedó embarazada. “Una profesora lo descubrió. Con uno de los curas de la escuela me llevaron a casa un día, y el cura dijo que había una casa para madres solteras en Dunboyne. Estaba embarazada de cinco meses, estaba aterrorizada, no nos decían nada”, recuerda.

“Era como un parque zoológico”, narra Sharon. Tenían alojamiento y comida, sin cariño alguno. Con ocho meses de embarazo, sintió dolores y perdió sangre: “Cuando llegué al hospital, estaba sola, tenía miedo. Tomaron esa gran aguja, hoy sé que rompieron la bolsa de agua. Al otro día, llamé a mi madre para decirle que había dado a luz y su respuesta fue: ‘Muy bien, ¿qué tiempo hace?’”, cuenta.

“Un año más tarde, me hicieron firmar los papeles para la adopción. Tenía 17 años, no tenía a ningún tutor conmigo, no sé si era legal”, prosigue. Los padres adoptivos de su hija cambiaron su nombre y establecieron una nueva acta de nacimiento. No hubo ninguna actuación judicial contra el padre y Sharon nunca volvió a la escuela.

3.000 páginas de testimonios, estadísticas y recomendaciones

Bath Wallace tiene la misma edad que Sharon Mac Geoghan pero ella nació en uno de esos hogares para madres solteras, en Dublín, en 1969. Ahora psicoterapeuta, Beth conoció a su madre biológica, quien se negó a darle la identidad de su padre. También tiene a una hermana y un hermano, ambos nacidos en una institución.

“Murió aproximadamente cinco semanas después de nacer. Está enterrado en una pequeña fosa común, sin lápida, sin nada. Intento que tenga una suerte de memorial en su tumba”, cuenta acerca de su hermano.

Tras cinco años de investigación, una comisión independiente acaba de publicar un informe sobre las ocho décadas de aislamiento de las madres no casadas: son 3.000 páginas de testimonios, estadísticas y recomendaciones. Entre las recomendaciones están proveer una ayuda médica a las sobrevivientes y presentar disculpas oficiales, lo que hizo el primer ministro al otro día de la publicación.

En Irlanda del Norte, 10.500 mujeres pasaron por ocho instituciones entre 1922 y 1990, según datos recopilados por petición del gobierno norirlandés.

En el país vecino, al que le unen estrecho lazos culturales, el primer ministro Micheál Marti, emitió hace dos semanas una disculpa oficial del Estado por este escándalo, tras la publicación de una investigación que reveló que 9.000 niños murieron en estos hogares estatales gestionados por monjas católicas entre 1922 y 1998.

Pero para Sharon y Beth, esto no basta: “Si alguien tiene que pedir disculpas, déjennos por lo menos el tiempo de leer el informe. Disculpas tan rápidas no tienen ningún sentido”, reacciona Beth.

“Las que se quedaron más de seis meses podrán tener ayudas médicas. Pero casi nadie se quedó más de seis meses. Así como no existíamos en la época, no existimos ahora”, recalca Sharon.

Ambas mujeres estiman que la responsabilidad es triple: la Iglesia, que gestionaba las casas, el Estado, que las financiaba y cerraba los ojos, y la sociedad. Y para ellas, es un alivio por fin ser escuchadas.