Mientras el gobierno italiano está por anunciar el plan gradual para el fin del confinamiento impuesto desde principios de marzo, los expertos en salud pública confirman que los indicadores son alentadores, pero exigen prudencia frente al coronavirus.

Señales positivas

“La situación epidemiológica ha mejorado significativamente”. Conocido por su cautela, el profesor Silvio Brusaferro, presidente del Instituto Superior de Salud (ISS), se mostró este viernes durante la rueda de prensa semanal algo optimista.

“El número de pacientes con síntomas (más de 100.000) está disminuyendo cada día”, señaló.

Su colega Giovanni Rezza, jefe del departamento de enfermedades infecciosas del ISS, también reconoció que la presión en las unidades de cuidados intensivos es “menos evidente”, incluso en la región de Lombardía, la más afectada, “que cuenta con un margen de maniobra en caso de aumento de casos”, precisó.

Los expertos indicaron que el famoso “R0”, es decir, el ritmo de reproducción del virus, resulta hoy en día estable entre 0.2 y 0.7 en todas las regiones italianas. El 10 de marzo, fecha del inicio del confinamiento, estaba entre 2 y 3, lo que significa que cada contagiado contaminaba un promedio de dos a tres personas.

¿Cuál es el umbral para decretar el fin de confinamiento? “Para todo epidemiólogo debe ser cero. Pero es obvio que un país no puede soportar más de dos o tres meses de encierro”, resumió Rezza, pasando la decisión a los políticos.

Sabiduría y severidad

Después de ocho semanas de vida dentro de la propia casa, Italia y su frágil economía (se pronostica una caída del 8% del PIB en 2020) deberán reactivarse gradualmente a partir del 4 de mayo. El decreto del gobierno con el plan detallado será divulgado pronto y ha exigido una gran sabiduría por parte del grupo de expertos consultados.

“Debemos ser conscientes de que cada sector que se abre genera riesgos, aumenta los contactos entre las personas, así como la probabilidad de nuevos contagios. Debemos tomar decisiones que impliquen el menor riesgo posible”, explicó el martes el virólogo Fabrizio Pregliasco al diario La Stampa.

Brusaferro reiteró este viernes que “el virus sigue circulando”. “Debemos ser muy cuidadosos en todo el país”, afirmó.

Para el experto, si no se respetan las medidas de protección y el distanciamiento social durante la llamada “fase 2”, el índice R0 necesita “dos semanas, tal vez menos” para superar la barrera de 1 e inmediatamente crece la curva de contagio.

“Es muy bajo el número de personas inmunes. La gran mayoría de los italianos, alrededor del 90%, no han tenido contacto con el virus. Eso significa que estamos muy lejos de la inmunidad de grupo”, explicó.

“Las medidas de distanciamiento no pueden levantarse de ninguna manera. Al contrario, deben ser más rígidas”, insistió Rezza.

Ni fiestas ni aglomeraciones

“La idea es reactivar las actividades productivas, comerciales, la movilidad y observar si se logran mantener los valores bajos. Gradualmente vamos a salir, pero no para llevar la misma vida que hacíamos antes, al menos hasta que no tengamos las terapias y, lo más importante, la vacuna” contra el coronavirus, explicó Brusaferro.

“Despídanse de las calles y transportes públicos llenos de gente”, dijo.

El gobernador de Véneto (norte), Luca Zaia, que ha estado presionando durante semanas para que se reanuden pronto las actividades, reconoció que la vida de todos los días se verá afectada.

“Para evitar contraer el coronavirus, hay que usar la mascarilla (…) De lo contrario, es como conducir una motocicleta sin casco”, resumió. La mayoría de la población en efecto ya usa mascarillas y guantes.

Italia también está haciendo pruebas y pruebas, tal como han sugerido los expertos, lo que permite detectar a los pacientes asintomáticos y poderlos aislar. Pero para la realización de las pruebas serológicas y para descargar la aplicación en el móvil que rastrea a los contagiados, herramientas claves de la “fase 2”, la decisión es totalmente individual, depende de la responsabilidad de cada ciudadano.

“En resumen, podemos ir al parque. Pero no podemos organizar una fiesta en el parque”, sostiene Brusaferro.