El proyecto jubilatorio impulsado por el presidente francés llega este viernes al Consejo de Ministros, mientras quienes se oponen a la reforma encaran el 51º día del movimiento buscando nuevas formas de protesta.

En el 51º día del movimiento que comenzó el 5 de diciembre, “la movilización sigue siendo importante, lo veremos hoy”, aseguró Philippe Martinez, secretario general de la CGT. “El gobierno está siendo obstinado, debemos seguir presionándolo”, recalcó en el marco de la séptima huelga general para que el gobierno de Emmanuel Macron retire su reforma del sistema de pensiones.

La huelga de este viernes coincide con la presentación en Consejo de Ministros de dos proyectos de ley -uno orgánico y otro ordinario- destinados a crear un “sistema universal” de pensiones por puntos, que se enviarán a la Asamblea Nacional para su debate en sesión pública a partir del 17 de febrero, con vistas a una primera votación a principios de marzo.

Entretanto, quienes se oponen a esta reforman buscan nuevas formas de protesta, al tiempo que el acatamiento de la huelga pierde fuerza en el transporte público, con un virtual retorno a la normalidad en el sistema de metro, trenes de París y los suburbios.

“Creo que los franceses ya están hartos de esta huelga”, estimó el Secretario de Estado de Transporte Jean-Baptiste Djebbari.

Ante la búsqueda de nuevas formas de expresar el descontento, los detractores de la reforma han llevado a cabo en los últimos días cortes de energía, interrupciones en el acceso a ciertas centrales nucleares o centros de eliminación de residuos, pero también huelgas portuarias con la operación de tres días de “puertos muertos”. La Torre Eiffel, uno de los monumentos más visitados del mundo, mantendrá este viernes sus puertas cerradas al público.

El jueves se organizaron marchas con antorchas en muchas ciudades francesas para recordar a la gente que la mayoría de los franceses siguen estando a favor de la retirada de la reforma. El 70% de los franceses cree que el movimiento de protesta debe continuar, según una encuesta de la BVA publicada el viernes.

Anticipándose a una posible “violencia y daños”, el prefecto de policía Didier Lallement dijo que “movilizaría importantes recursos humanos y materiales”, al tiempo que pidió “la responsabilidad de todos”.

La Presidencia francesa apuesta a una desmovilización de los manifestantes por el desgaste del tiempo que lleva la protesta. A pesar de todo, el Elíseo reconoce que la batalla de la opinión no está ganada. Pero después de 50 días de huelga y a pesar del acuerdo alcanzado con los sindicatos reformistas, seis de cada diez franceses quisieran que Emmanuel Macron retirara su reforma, según una reciente encuesta.