El primer ministro Boris Johnson advirtió a los diputados británicos que si este martes rechazan su agenda para llevar a cabo el Brexit, a final de mes retirará su proyecto y optará por elecciones anticipadas lo que implica un nuevo aplazamiento.

Johnson intentó dos veces sin éxito en los últimos días obtener la aprobación de los diputados al acuerdo alcanzado, contra todo pronóstico, la semana pasada con Bruselas.

Totalmente contrario a posponer por tercera vez la salida de la Unión Europea, ahora prevista para el día 31, el martes volvió a la carga sometiendo al Parlamento el proyecto de ley que debe traducir este texto a la legislación británica, en un intento de que sea adoptado contrarreloj en sólo tres días.

“Si aprobamos este acuerdo y la legislación que lo posibilita, podemos pasar página y permitir a este Parlamento y a este país empezar a sanar”
de unas divisiones que se agravan desde que en 2016 un 52% de británicos optó por el Brexit en un referéndum, afirmó Johnson.

Pero, consciente de la hostilidad reinante, lanzó un ultimátum: “si el Parlamento se niega a permitir que ocurra el Brexit (…) el proyecto de ley tendrá que ser retirado y tendremos que avanzar a elecciones generales”.

Nueva prórroga

En el poder desde hace menos de tres meses, Johnson intenta convocar legislativas anticipadas desde que en septiembre perdió la mayoría por la rebelión de 21 diputados conservadores.

Pero para adelantar los comicios, previsto en 2022, necesita el respaldo de dos tercios de los diputados y la oposición se lo niega hasta estar segura de impedir un caótico Brexit sin acuerdo a finales de mes.

Johnson se vio obligado el sábado por los legisladores a pedir a regañadientes una nueva prórroga de tres meses a la UE, y es difícil imaginar que frente al riesgo de una dolorosa salida brutal sus 27 socios europeos se la deniegen.

“Un Brexit sin acuerdo no será nunca decisión nuestra”, tuiteó el martes el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que dijo estar “consultando a los líderes de la UE sobre cómo responder a la petición británica” de más tiempo.

El primer ministro británico confiaba en que, tras haber logrado renegociar el impopular acuerdo anterior con una UE más que reticente, reuniría un apoyo mayoritario a su nuevo texto, gracias al respaldo de los conservadores más euroescépticos, de muchos independientes y de un número de opositores laboristas partidarios del Brexit.

Pero a medida que se acercaba una votación preliminar del proyecto de ley, prevista para las 18H00 GMT, se hacía patente que podía encaminarse a un nuevo fracaso.