El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, instó este miércoles al jefe del gobierno regional de Cataluña a “condenar sin paliativos” la violencia en esta región sacudida por protestas contra la condena a líderes independentistas.

En una declaración en el palacio de gobierno, Sánchez hizo un “llamamiento expreso” al presidente catalán, Quim Torra, para “condenar sin excusas y sin paliativos, con máxima claridad y determinación, el uso de la violencia en Cataluña”, cuando en Barcelona se producían enfrentamientos entre manifestantes y policías por tercera noche consecutiva.

“Quienes buscan quebrar las leyes democráticas no van a cumplir su propósito. La única esperanza de los grupos violentos es que cometamos errores. Nos quieren exaltatados y divididos”, dijo desde La Moncloa.

Contenedores ardiendo, barricadas, cargas policiales, manifestantes con la cara tapada: las imágenes de guerrilla urbana en el elegante Paseo de Gracia barcelonés la noche del martes colmaban las tapas de los diarios en España, con titulares como “Batalla campal”.

En la capital catalana, 40.000 personas participaron en una manifestación antes de estallar los altercados, con cientos de personas, muchos con la cara tapada, lanzando objetos contra la policía. También hubo enfrentamientos en Girona, Tarragona o Lleida.

El lunes tuvieron lugar los primeros altercados con la policía cuando 10.000 personas bloquearon el aeropuerto de Barcelona, horas después de que el Tribunal Supremo anunciara su condena a duras penas de prisión por nueve separatistas, entre ellos el exvicepresidente regional Oriol Junqueras.

Según el ministerio de Interior español, 51 personas fueron detenidas en los hechos violentos, que llevaron a 125 personas a requerir asistencia médica, según fuentes sanitarias.

Mientras se registraban nuevos cortes de rutas y de vías férreas, desde cinco ciudades catalanes partieron las “marchas por la libertad”, para llegar a Barcelona el viernes tras recorrer 100 kilómetros.