La Iglesia católica española aseguró este jueves que no se opondrá a la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco, enterrado en la basílica de un monumental mausoleo en las afueras de Madrid.

La posición de la Conferencia Episcopal “es respetar las decisiones de las autoridades españolas y, por lo tanto, no oponerse a la exhumación de Franco” avalada por la justicia, declaró a la prensa su secretario general, Luis Argüello.

El Tribunal Supremo español dio luz verde el martes al traslado de sus despojos a un cementerio más discreto aprobado por el gobierno del socialdemócrata Pedro Sánchez, rechazando un recurso interpuesto por los descendientes de Franco.

Pero Santiago Cantera, el prior de la comunidad de monjes benedictinos que gestiona el mausoleo conocido como Valle de los Caídos, se opone firmemente a la exhumación.

Según el gobierno, este religioso fue candidato del partido de inspiración fascista La Falange en elecciones celebradas en los años 1990.

“El propio prior, a través de los medios, ha expresado su deseo de conocer la sentencia en todo su tenor y también ha dicho que estaría a la escucha de lo que sus superiores jerárquicos dijeran”, comentó Argüello.

“Los mediadores que ayudarán al prior a tomar su decisión son el abad (que dirige la abadía) y la propia Santa Sede”, añadió.

Vencedor de la Guerra Civil (1936-1939) que había iniciado junto a otros militares con un levantamiento contra la República, Franco dirigió España hasta su muerte en 1975, tiempo durante el que contó con el apoyo de la Iglesia.

Durante su mandato ordenó la construcción del Valle de los Caídos, una basílica horadada en la montaña a unos 50 kilómetros al noroeste de Madrid coronada por una enorme cruz de 150 metros de altura.

Miles de presos republicanos participaron forzosamente en la construcción del complejo donde Franco hizo enterrar junto al altar al fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, fusilado por los republicanos.

En virtud de una pretendida “reconciliación nacional”, el dictador ordenó el traslado de más de 30.000 víctimas del conflicto, tanto nacionalistas como republicanos sacados de cementerios y fosas comunes sin el consentimiento de sus familiares.

Días después de su muerte, el 20 de noviembre de 1975, los restos embalsamados de Franco fueron enterrados con honores al pie del altar en una tumba que hasta ahora está siempre cubierta de flores frescas.

Desde su llegada al poder en junio de 2018, Pedro Sánchez marcó como una prioridad la retirada de los restos del dictador del mausoleo, criticado por muchos como un símbolo y homenaje al franquismo.