Después que Estados Unidos realizara el lanzamiento de un misil en la isla de San Nicolás, el domingo pasado , el presidente ruso, Vladimir Putin, prometió públicamente que su país tendrá una “respuesta simétrica”.

“Ordeno a los ministerios rusos de Defensa y de Exteriores (…) que se analice el nivel de amenaza para nuestro país por los actos de Estados Unidos, y que se tomen medidas exhaustivas para preparar una respuesta simétrica”, declaró Putin, en una reunión de su Consejo de seguridad.

Este ensayo estadounidense, efectuado frente a las costas de California (suroeste), confirmó el entierro del tratado de desarme INF que prohibía el uso por parte de Rusia y Estados Unidos de misiles terrestres de un alcance de 500 a 5.500 kilómetros. Este tratado fue oficialmente suspendido hace menos de un mes por las dos potencias rivales, que se acusan mutuamente de violarlo.

“Es evidente que (la prueba del misil estadounidense) no era resultado de una improvisación, sino un eslabón más en una cadena de acontecimientos planificados desde hace tiempo. Esto solo confirma la veracidad de nuestras preocupaciones expresadas previamente”, concluyó Putin.

Acusaciones mutuas

Entre los argumentos y antecedentes que tiene uno y otro país para acusarse de violar los acuerdos armamentistas está por un la do Estados Unidos que considera que el misil ruso 9M729 tiene un alcance de 1.500 km, lo que Moscú desmiente. Por otra parte, Rusia denuncia que el sistema de defensa antimisiles estadounidense Aegis Ashore, desplegado en Polonia y Rumanía podría ser utilizado con carácter ofensivo, para mandar misiles, contra su territorio.

Putin considera que “la verdadera intención” de Estados Unidos es “desplegar en diferentes regiones del mundo de los misiles prohibidos previamente”. Pero su despliegue, en Europa y en Asia, “afecta a nuestros intereses básicos, puesto que es cerca de las fronteras rusas” advirtió el mandatario ruso. “No hemos querido nunca, no queremos y no vamos a dejarnos arrastrar a una carrera de armamentos, muy costosa y destructora para nuestra economía” añadió.

Con el entierro del tratado INF solo queda en vigor un acuerdo nuclear bilateral entre Moscú y Washington: el tratado START, que mantiene los arsenales nucleares de ambos países muy por debajo de los niveles de la Guerra Fría. Este tratado vence en 2021.