El primer ministro británico, Boris Johnson, se reunirá este miércoles con los jefes de los principales partidos políticos de Irlanda del Norte, con quienes intentará calmar las preocupaciones sobre el futuro de la frontera irlandesa en caso de Brexit sin acuerdo.

Cuando el Brexit se haga efectivo, los 500 kilómetros que separan Irlanda del Norte de la República de Irlanda, miembro de la UE, se convertirán en la única frontera terrestre entre el bloque comunitario y Reino Unido. Los temores, en ambas partes, se deben a la posible vuelta de una frontera física.

El martes, Boris Johnson llamó a su homólogo irlandés, Leo Varadkar, para garantizarle que su gobierno “nunca” establecerá controles físicos en la frontera, ni siquiera en caso de Brexit sin acuerdo y, por tanto, sin la “salvaguarda irlandesa” prevista en el Acuerdo de Retirada concluido entre Bruselas y la ex primera ministra Theresa May.

Para Johnson, la “salvaguarda irlandesa está muerta”, por lo que quiere renegociar el acuerdo de salida sin este dispositivo, algo que la UE excluye. Si no lo logra, dice que su país saldrá de la UE el 31 de octubre, con o sin acuerdo.

Este mecanismo es un dispositivo de último recurso para asegurar que, si no se encuentra una solución mejor, no se vuelva a instaurar una frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

Gracias a él se crearía un “territorio aduanero único” que incluiría a la UE y a Reino Unido, e Irlanda del Norte se mantendría en línea con una serie de reglas del mercado único europeo, como las normas sanitarias y los controles veterinarios.

Pero es precisamente uno de los principales puntos de discordia sobre el Brexit, principalmente para el pequeño partido unionista norirlandés DUP, un aliado indispensable de los conservadores en el Parlamento.

La formación se opone a que Irlanda del Norte reciba un trato diferente al de Gran Bretaña, algo que considera que podría abrir la vía a la reunificación con Irlanda, su mayor pesadilla.

Un sueño, en cambio, para el Sinn Féin. “El Brexit puso de manifiesto cuestiones fundamentales sobre la pertinencia y la durabilidad de la partición de nuestra isla”, declaró a la BBC la líder del partido nacionalista irlandés, Mary Lou McDonald.

“En el caso de un Brexit duro […], no sé cómo nadie podría apoyar que las cosas se queden igual”, avisó.

Violencia

El primer ministro irlandés Varadkar señaló el martes a Johnson que la salvaguarda es “necesaria”, incluso aunque en el futuro puedan plantearse “algunas soluciones alternativas”, si se demuestra su eficacia.

“Podemos hacerlo, tenemos todo tipo de soluciones tecnológicas para hacerlo”, afirmó Johnson en la BBC. “Le toca a la UE” estudiar eso, insistió.

Sobre la visita del primer ministro británico planea también el riesgo de un resurgimiento de la violencia en Irlanda del Norte.

“La frontera fue el punto de convergencia de numerosos actos de violencia durante el conflicto de Irlanda del Norte”, declaró en abril a la AFP Gemma Clark, profesora de historia en la universidad de Exeter. “Es un símbolo de lo que detestan los republicanos, la división de Irlanda”.

El conflicto de Irlanda del Norte enfrentó a los republicanos nacionalistas -católicos y partidarios de la reunificación de Irlanda- con los unionistas -protestantes y partidarios de mantenerse en la Corona Británica-. Dejó unos 3.500 muertos hasta que se alcanzaron los acuerdos del Viernes Santo de 1998.

La muerte en abril de la periodista Lyra Mckee en Londonderry, una ciudad situada en a frontera irlandesa, cuya responsabilidad reconoció el grupo disidente republicano Nueva IRA, alimentó aún más estos temores.

Asimismo, la visita de Boris Johnson a Belfast debería servir para fomentar una solución política para la provincia, que desde 2017 no tiene ningún Ejecutivo local.

“Mi principal objetivo esta mañana es hacer cuanto pueda para ayudar a poner las cosas en marcha”, declaró el miércoles Boris Johnson, que quiere promover la unión del Reino durante su gira, que tiene en Irlanda del Norte su etapa final, después de Inglaterra, Escocia y Gales.