El barco “Alan Kurdi”, de la ONG alemana Sea-Eye, anunció este martes el rescate de 44 migrantes frente a las costas de Libia, apenas 48 horas después de una operación similar.

Malta aceptó recibir a estos migrantes y envió un barco para recogerlos, dijo Sea-Eye en un comunicado. Las autoridades malteses no confirmaron esta información por el momento.

La entidad declaró que pescadores tunecinos y el avión de búsqueda civil “Colibri” alertaron de la presencia de estos migrantes en peligro en el mar, frente a las costas de Libia.

Las autoridades maltesas pidieron a un carguero cercano que coordinase el rescate y éste pidió al “Alan Kurdi” que acogiera a bordo a aquellos que están en peligro.

Los migrantes rescatados relataron que partieron de la localidad libia de Zuwara el sábado por la mañana.

“Cuarenta y cuatro personas, incluidas cuatro mujeres y tres niños” fueron llevadas a bordo del ‘Alan Kurdi"”, dijo Sea-Eye.

Entre los menores había un bebé de 15 meses y dos niños de tres y cinco años. Estas personas provienen de Siria, Libia, Pakistán, Bangladés y Guinea.

“Un bebé de 15 meses nunca debería encontrarse en una situación tan peligrosa”, declaró la portavoz de Sea-Eye, Carlotta Weibl.

La semana pasada, el “Alan Kurdi” rescató a 65 migrantes naufragados que realizaban la peligrosa travesía desde el norte de África.

El barco estuvo en aguas internacionales frente a la isla italiana de Lampedusa.

Finalmente, ante la decisión del ministro italiano del Interior de extrema derecha, Matteo Salvini, de mantener cerrados sus puertos a los barcos de rescate de oenegés, el “Alan Kurdi” los trasfirió a Malta.

Desafío de las ONGs

Los 65 migrantes transferidos a las autoridades maltesas el domingo ya han sido enviados a otros países de la Unión Europea, pero aún no se sabe qué ocurrirá con los últimos rescatados por el “Alan Kurdi”.

Un barco de aduanas italiano llevó además el martes a 47 migrantes al puerto siciliano de Pozzallo, informó la prensa italiana. La mitad de ellos eran tunecinos.

Los migrantes se habían dirigido a Lampedusa, entre Sicilia y Libia, pero no había espacio para ellos, pues cientos de migrantes continúan llegando por sus propios medios o rescatados por las autoridades.

Salvini prometió cerrar los puertos italianos a los barcos de las ONGs, a las que acusa de ayudar a la inmigración ilegal.

Según cifras del ministerio del Interior, 395 migrantes llegaron a Italia desde finales de junio.

Italia y Malta criticaron reiteradamente la decisión europea de tratar “caso por caso” la llegada de migrantes, lo que significa que las víctimas de naufragios pasan días o semanas en el mar mientras los países deciden quién se hará cargo.

Salvini promulgó en junio un decreto según el cual pueden ser multados con hasta 50.000 euros (57.000 USD) el capitán, el operador o el propietario de un barco que entre en aguas italianas sin autorización.

El “Alan Kurdi”, al que se le había prohibido entrar en aguas maltesas e italianas, es el tercer barco de rescate de organizaciones no gubernamentales que está desafiando a estas políticas.

“Alex”, un barco del colectivo italiano Mediterranea, atracó el sábado por la noche en Lampedusa para desembarcar a 41 migrantes a bordo. Tras su acción, Salvini amenazó con subir la multa a un millón de euros.

El barco fue confiscado provisionalmente y sólo el capitán, Tommaso Stella, es objeto de una investigación bajo sospecha de ayudar a la inmigración irregular.

Una semana antes, la capitana del barco “Sea-Watch 3” Carola Rackete, de la ONG Sea-Watch, fue detenida después de atracar sin permiso en la misma isla italiana para desembarcar a 40 migrantes rescatados y que pasaron más de dos semanas bloqueados en el mar.