Militantes musulmanas irrumpieron vestidas con burkinis en una piscina pública de la ciudad de Grenoble, violando el reglamento, para reclamar el poder bañarse con este polémico atuendo. El gobierno pide firmeza al alcalde, mientras nudistas se dan cita en la piscina para que “los islamistas no impongan el burkini”.

Es una polémica que se repite cada año con la llegada del verano boreal: el burkini en las playas y en las piscinas públicas de Francia. Este pasado domingo, una decena de mujeres ataviadas con esta prenda musulmana que cubre la totalidad del cuerpo y la cabeza se zambulleron en una piscina pública de la ciudad de Grenoble (este de Francia).

La iniciativa de la organización Alliance Citoyenne desafiaba las normas del lugar, que prevé que, por una cuestión de higiene y seguridad, sólo puedan ingresar personas con un traje de baño clásico para las mujeres y un slip de baño para los varones.

zap.aeiou.pt
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No era la primera vez que estas militantes intentaban imponer su atuendo: ya en mayo pasado un grupo había ingresado en burkini a otra piscina pública de la ciudad.

Ante la prensa, las militantes se justificaron diciendo que se trataba de un “acto de desobediencia civil” para protestar contra el reglamento de las piscinas, que juzgan discriminatorio, y “abrir un debate”. “Las mujeres se ven obligadas a elegir entre el respeto de sus convicciones religiosas (…) y el acceso a los servicios públicos”, aseguraron.

A diferencia de la burqa o el niqab, que recubren el cuerpo y el rostro de la mujer musulmana, y por ello están prohibidos en el espacio público en Francia, el burkini (contracción de burqa y bikini) no tapa la cara.

pointsincase.com
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La justicia francesa se ha pronunciado de manera contradictoria sobre su uso en playas, pero en cuanto a las piscinas públicas, prevalece el reglamento que vela por la higiene y la seguridad, en el sentido de que el burkini es visto como ropa poco adaptada al baño y un polémico símbolo de integrismo religioso que puede suscitar desorden público.

Como era de prever, la iniciativa de estas militantes despertó una nueva polémica. La ministra de Igualdad entre Hombre y Mujeres, Marlène Schiappa, dijo “lamentar la ambigüedad del alcalde de Grenoble, quien no interviene con firmeza para defender el derecho de las mujeres y los valores de la República”.

Las reglas “se aplican para todos” y “la religión no puede ser una derogación”, subrayó. Para la ministra, estas militantes impulsan “un mensaje político: ‘cúbranse’”, para “crear una nueva norma” que no es “deseable crear”. “Las mujeres, más allá de sus religiones o modos de vida, deben poder acceder a las piscinas municipales”, matizó.

El alcalde, ecologista, estimó que la ministra no era lo suficientemente clara y pidió al gobierno expedirse y zanjar claramente el uso del burkini en Francia, al tiempo que indicó que multaría a quienes violasen el reglamento de las piscinas.

“Contra el islam radical, todos desnudos”

Entretanto, surgió un nuevo grupo en Facebook, llamado “Los días felices”, que invita a los habitantes de Grenoble a nadar el domingo 30 de junio, completamente desnudos.

El evento se titula “Contra el islam radical, todos desnudos para hacer que [el alcalde] actúe”.

“Los islamistas quieren imponer el burkini en las piscinas de Grenoble. El alcalde de Grenoble muestra una actitud de espera e inacción preocupante. Ante esto, ¡pedimos la constitución de un movimiento ciudadano, ecologista y laico: el próximo domingo, invitamos a todos los ciudadanos comprometidos con los valores de la República a desnudarse frente a los comandos en burkini!”, reza el mensaje.

“Queremos responder a los extremistas con humor y burla, porque desde [los atentados de] Charlie [Hebdo] sabemos muy bien que los islamistas no tienen sentido del humor. También queremos que el alcalde reaccione, porque si las reglas ya no se aplican al burkini, ¡significa que puedes nadar desnudo! Y estamos esperando ver a un alcalde verde multar a los nudistas, eso sería gracioso”, dijeron los titulares del grupo en una entrevista a Le Dauphiné Libéré.

El problema para ellos, y para todos los bañistas, es que la piscina ha debido cerrar: el martes, un hombre pretendió ingresar con bañador (en vez de un slip de baño). Los cuidadores del lugar trataron de impedir que el infractor se diera un chapuzón, dando lugar a escenas de violencia. Ante la tensión, los empleados han decidido retirarse de su lugar de trabajo invocando un peligro inminente, y la piscina ha tenido que cerrar. Nadie sabe hasta cuándo.

RFI / Facebook
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