El barco humanitario Sea-Watch anunció el miércoles que forzaba el bloqueo de las aguas territoriales italianas frente a la isla de Lampedusa para desembarcar a los 42 migrantes a bordo desde hace 14 días, en un desafío al ministro italiano del Interior Matteo Salvini.

“He decidido entrar en el puerto de Lampedusa. Sé a lo que me arriesgo, pero los 42 naufragados a bordo están agotados. Les llevo a un lugar seguro”, declaró en Twitter la capitana alemana del navío, Carola Rackete, de 31 años.

En los sitios de tráfico marítimo, los datos del barco con bandera holandesa muestran claramente que, después de haber navegado a lo largo de la línea de las aguas italianas durante una decena de días, la traspasó a mediodía con dirección al puerto de Lampedusa.

“Haremos uso de todos los medios democráticamente permitidos para bloquear este insulto al derecho y a las leyes”,
reaccionó en directo el ministro ultraderechista Salvini en un video en Facebook.

Este denunció el “pequeño juego político sórdido” de la ONG, pero también la indiferencia mostrada por Holanda y Alemania, el país de la oenegé.

Los gobiernos de Berlín y La Haya “responderán por esto”, amenazó Salvini.

La capitana y los responsables de Sea-Watch se enfrentan ahora a acciones judiciales por ayudar a la inmigración ilegal, así como a la incautación del barco y a una multa de 50.000 euros, conforme a un nuevo decreto de Salvini.

El martes, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, al que recurrió la oenegé alemana, rechazó una intervención de urgencia, y pidió en cambio a Italia “continuar a dar la asistencia necesaria” a las personas vulnerables a bordo.