El socialista Pedro Sánchez recibió este jueves el encargo del rey de España de formar un nuevo ejecutivo tras su victoria electoral, pero deberá negociar con numerosas fuerzas políticas para ser revalidado como presidente del gobierno.

El rey Felipe VI decidió “proponer a Pedro Sánchez como candidato a la presidencia del gobierno”, anunció la presidenta del Congreso de los Diputados, la socialista Meritxell Batet, ante periodistas.

Su declaración se produjo luego de una reunión entre Sánchez y el monarca, quien desde el miércoles recibió en el palacio real a los jefes de las fuerzas políticas de la Cámara Baja.

La investidura de Sánchez para un mandato de cuatro años, que debería producirse a principios de julio, se da por descontada, toda vez que ningún rival cuenta con los votos suficientes en la cámara para aspirar al cargo.

A su derecha, los conservadores del Partido Popular (PP), los liberales de Ciudadanos y la extrema derecha de Vox se resignan a estar en la oposición, aunque prometiendo desde allí complicarle la vida.

Sánchez “se beneficia de que tiene una oposición muy fragmentada frente a él, que no puede articular una mayoría de gobierno diferente”, explica a la AFP Pablo Simón, politólogo de la Universidad Carlos III de Madrid.

Llegado al poder en junio de 2018 gracias a una moción de censura que desalojó del poder a su antecesor Mariano Rajoy del PP, Sánchez tiene esta vez que obtener directamente la confianza de la cámara, algo que intentó sin éxito en marzo de 2016.

El jefe socialista, de 47 años, necesita una mayoría absoluta de 176 apoyos sobre 350 en el voto de investidura.

Si no tiene éxito, en una segunda votación dos días más tarde le bastará tener más síes que noes.