Los socialdemócratas daneses apuntaban este miércoles a una victoria en las elecciones legislativas, marcando el declive de los populistas de derecha en un país donde impusieron durante dos décadas una política de austeridad migratoria.

Los socialdemócratas, favoritos en las encuestas, registran una ligera bajada respecto a 2015 pero siguen en cabeza con entre 25,3 y 25,9% de los votos, según los sondeos a pie de urna publicados por las televisiones DR y TV2 tras el cierre de los colegios electorales a las 20:00 (14:00 de Chile).

Además se benefician del avance de otros partidos de izquierda y de centro-izquierda, lo que permite que el “bloque rojo” tenga una mayoría absoluta de 90 escaños de los 179 del Parlamento,
contra los 75 y 80 diputados del “bloque azul” de los partidos de derecha.

La líder de los socialdemócratas, Mette Frederiksen, dijo que quería dirigir un gobierno minoritario, en caso de victoria, con el apoyo en el Parlamento de fuerzas variables según los temas: izquierda para la protección social, derecha para la migración.

Los ecologistas del Partido Popular Socialista son uno de los grandes ganadores y duplicarían su representación parlamentaria, con entre 7,4 y 8,3% votos según lo sondeos. La emergencia climática se ha convertido por primera vez en la prioridad de los electores daneses, por delante de la degradación del sistema sanitario y el control de la migración.

La formación del primer ministro saliente, Lars Løkke Rasmussen, el partido liberal, que ha gobernado el país 14 de los 18 últimos años, obtendría 20,9% de los votos, 1,4% más respecto al 2015.

Durante la campaña, Rasmussen alardeó de su balance económico (crecimiento robusto, cuentas públicas saneadas, casi el pleno empleo), pero se ha visto lastrado por la caída de sus aliados de derecha y el hundimiento del Partido Popular Danés (DF).

Esta formación populista, euroescéptica y antiinmigración, habría sufrido un revés más importante que el anunciado en las encuestas, al perder más de la mitad de sus escaños en el Folketing, el Parlamento danés, a 18 diputados.

Estos resultados, si se confirman, supondrían una clara victoria de la izquierda, teniendo en cuenta además una elevada participación, a más de 90% a una hora del cierre de los comicios. En 2015, 85,9% de los electores votaron.

Agence France-Presse
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Gobernar en minoría

Los socialdemócratas, que rechazaron los llamados del primer ministro liberal para formar un gobierno entre los dos bloques, podrían colaborar con la derecha en las cuestiones migratorias, y con la izquierda en otros asuntos.

No obstante, la fragmentación del escenario político podría forzarlos a establecer alianzas más permanentes y no solamente temáticas, para garantizar la estabilidad del nuevo gobierno.

Pero esta defensa del papel del Estado viene aparejada a la continuidad de una política restrictiva para extranjeros, como fue definida por el Partido Popular Danés (DF).

El DF es central en la política danesa desde 2001 y ha pagado un alto precio por su apoyo a los gobiernos liberales en la pequeña monarquía parlamentaria de 5,8 millones de personas, el 10% de las cuales nacieron en el extranjero.

Segundo partido más importante en las elecciones de 2015, con el 21,1% de los votos, el DF había conseguido la presidencia del Parlamento. Pero ahora es visto como un partido “del sistema”, institucionalizado, que ya no responde a las exigencias de sus electores más radicales.

Y más teniendo en cuenta que, bajo el mando de Mette Frederiksen, los socialdemócratas se han plegado a un política de austeridad migratoria. El año pasado, la dirigente propuso devolver a todos los migrantes “no occidentales” a campamentos en África, mientras esperaban el tratamiento de su solicitud de asilo.

“Con su línea dura sobre los extranjeros, Mette Frederiksen ha anestesiado al DF”, considera la analista Anja Westphal, de la televisión pública DR.