La policía francesa sigue buscando este domingo al presunto autor del ataque, que no fue calificado de terrorista, que dejó 13 heridos leves el viernes en Lyon, en el centro este del país.

El sábado, los investigadores hallaron restos de un ADN en la bolsa que contenía el paquete explosivo, pero su análisis no dio resultado, pues no estaba clasificado en el Fichero Nacional de Huellas Genéticas (FNAEG), según una fuente próxima al caso, lo que acabó con cualquier esperanza de identificar rápidamente al sospechoso.

Según una fuente cercana al caso, se sospecha que el artefacto explosivo contenía una baja cantidad de TATP (triperóxido de triacetona). El TATP es un explosivo casero muy inestable que fue utilizado en los atentados yihadistas cometidos en París el 13 de noviembre de 2015 y en Bruselas, en marzo de 2016.

El fiscal general, Rémy Heitz, anunció el sábado que se estaban estudiando “varias decenas” de testimonios para intentar de arrojar luz sobre el ataque, no reivindicado, y su autor. La ministra de Justicia, Nicole Belloubet, subrayó el viernes por la noche que era “demasiado pronto” para hablar de “un acto terrorista”.

“El objetivo resulta extraño. ¿Por qué la Brioche Dorée [una panadería]? ¿Por qué allí? ¿Por qué Lyon?”, reaccionó una fuente de un sindicato policial.

El sábado por la tarde, la policía difundió en Twitter otras dos fotografías del principal sospechoso, que dejó un paquete bomba delante de una panadería situada en una calle peatonal del centro de Lyon. Las fotos, de baja calidad, muestran a un hombre en bicicleta con una mochila y una gorra oscuras.

Según el aviso de la policía, el presunto autor iría vestido con un suéter verde oscuro con las mangas arremangadas y un pantalón corto de color claro, con una mochila oscura.

Francia ha vivido una ola de atentados yihadistas sin precedentes desde 2015 que ha dejado 251 muertos. El último hasta la fecha causó cinco muertos y diez heridos, el 11 de diciembre de 2018, en Estrasburgo (noreste).