Los lituanos votaron este domingo para elegir a su nuevo presidente, del que esperan que logre reducir la brecha entre ricos y pobres, cada vez mayor en este país, pese a un crecimiento envidiable.

Nueve candidatos se enfrentan para suceder a Dalia Grybauskaite, que termina su segundo mandato y podría optar a la presidencia del Consejo Europeo.

Pero solo tres de ellos tienen, según los sondeos, una posibilidad real de pasar a la segunda vuelta, prevista el 26 de mayo y que coincide con las elecciones al Parlamento europeo.

Se trata del primer ministro de centroizquierda Saulius Skvernelis, la exministra de Finanzas Ingrida Simonyte, apoyada por los conservadores, y el economista independiente Gitanas Nauseda.

La participación alcanzó el 56,45% al cierre de la votación. Se conocerán resultados parciales este domingo por la noche o el lunes por la mañana.

Simonyte es popular entre los ciudadanos de alto nivel educativo y de buena posición económica; Skvernelis lleva a cabo una campaña con acentos populistas que gusta en las zonas rurales desfavorecidas; y Nauseda propone reducir la brecha entre ricos y pobres en este país de 2,8 millones, que sufre una demografía en declive, por la migración masiva de jóvenes hacia occidente.

El tema de las desigualdades que hay que combatir también fue muy tratado, en términos distintos, por sus dos rivales más próximos.

Alrededor de un cuarto de la población, sobre todo en zonas rurales, vive por debajo del umbral de la pobreza, fijado en 307 euros al mes.

“Los ciudadanos quieren justicia social y buscan un candidato capaz de superar la actual polarización social” declara a la AFP Donatas Puslys, analista del Instituto de análisis político de Vilna.

Todos los candidatos son claros partidarios de la UE y de la OTAN, considerada como un escudo contra la Rusia vecina.

Los salarios de los lituanos han aumentado rápidamente, cerca del 10% anual en dos años, y el salario bruto medio llega a 970 euros (USD 1.200). Pero la pobreza y las desigualdades de ingresos están entre las más elevadas de la UE.

Contra los “elitistas”

“No podemos aislar a Vilna del resto de Lituania” declaró Simonyte (44 años) en su mitin de cierre de campaña en la capital, cuando propuso reducir la brecha económica entre zonas rurales y urbanas gracias al estímulo de la economía.

Asimismo, criticó a los populistas que “sugieren soluciones rápidas y simples pero engañosas”.

Liberal, Simonyte defiende la unión entre personas del mismo sexo.

Una votante de Vilnius, Giedre Satankute, declaró el sábado a la AFP que querría “grandes cambios, porque Lituania hoy es demasiado conservadora. Quizá alguien pueda introducir ideas liberales”.

Skvernelis, actual jefe de gobierno y exjefe de la policía sin pelos en la lengua, dedica su campaña a los lituanos descontentos que viven esencialmente en zonas rurales.

Impetuoso, de 48 años, ha calificado a sus rivales de “elitistas” y se comprometió a “luchar eficazmente contra la corrupción”, reducir la exclusión social y apoyar a las familias.

“Reducir la polarización”

Por su parte, Gitanas Nauseda (54 años), exconsejero en un banco de negocios, sedujo a los electores que buscan un presidente imparcial, por encima de las querellas políticas.

Tras haber votado el viernes de forma anticipada, Nauseda declaró que tenía “la sensación de tener la pesada responsabilidad de reducir la polarización […] y de permitir que Lituania recupere la dignidad y el respeto mutuo”.

En Lituania, el presidente no ejerce ningún poder político en el día a día, pero es responsable de la política exterior y participa en las cumbres de la UE.

Nombra a los ministros, jueces y jefes del ejército y del banco central, pero en la mayor parte de las ocasiones necesita del beneplácito del primer ministro o del Parlamento.