El Partido Socialdemócrata lideraba la noche del domingo las legislativas de Finlandia, con una exigua ventaja sobre la extrema derecha, en comicios que fueron un castigo para las políticas de austeridad del Primer Ministro Juha Sipilä, relegado al cuarto puesto.

Escrutados el 98% de los votos, la socialdemocracia aventajaba por 0,2% a los Verdaderos Finlandeses (anti inmigración y euroescépticos). Luego se ubicaba la Coalición Nacional (conservador) y en cuarto sitio del Partido de Centro del primer ministro saliente.

De acuerdo con estos resultados, los socialdemócratas obtendrían 40 de los 200 escaños del Parlamento y la extrema derecha 39. Por su parte el partido del Primer ministro perdía 18 escaños.

El líder socialdemócrata finlandes, Antti Rinne, reivindicó el domingo una ajustada victoria de su partido en las legislativas, superando por un estrecho margen a la agrupación ultraderechista Verdaderos Finlandeses.

“Por primera vez desde 1999, los socialdemócratas somos el partido del primer ministro“, dijo el líder de la agrupación, Antti Rinne, un ex sindicalista y ex ministro de finanzas de 56 años.

Antes de los comicios el jefe de las filas socialdemócratas había advertido que su partido tiene que “encontrar los medios justos para hacer que la sociedad finlandesa sea sostenible (…) no alcanza solo con la política fiscal”.

“No esperaba este resultado, nadie esperaba algo así”, dijo a su turno el líder de extrema derecha, Jussi Halla-aho.

Por su lado el primer ministro saliente Sipila fue lapidario: “Somos los mayores derrotados de este elección”.

Pero las negociaciones para formar gobierno pueden ser complejas ya que hay cuatro fuerzas con grandes bloques parlamentarios y en principio haría falta una alianza de tres de ellas para lograr la mayoria de 101 escaños.

La última victoria electoral de la centroizquierda fue en las legislativas de 1999, tras la cual Paavo Lipponen lideró una coalición de izquierda-derecha hasta 2003.

Estas elecciones ocurren luego de cuatro años de gobierno basados en políticas de austeridad que permitieron A finlandia salir de la recesión en 2016, pero que terminaron por cansar a los votantes.

La columnista política Sini Korpinen explica que “la gente está harta de ciertos recortes”. “Quizás veamos una suerte de inclinación a la izquierda, pero no creo que se trate de un cambio importante”, agregó.

“Ha habido muchos recortes y algunos en áreas como la educación, que habían prometido no tocar”, se lamenta Jenny, que concurrio a votar el domingo e mañana.

La educación es un sector clave y que mueve a orgullo a los finlandeses, cuyos estudiantes se ubican entre los que tienen mejor preparación en el mundo según el ranking PISA.