Los mandatarios europeos aprobaron este viernes en una cumbre en Bruselas una modesta reforma de la Eurozona para reforzarla ante futuras crisis económicas, que comprende un instrumento presupuestario destinado a los 19 países del euro.

Aunque estos avances permiten reforzar su sistema financiero, se descartaron ideas más audaces como la creación de un ministro de Finanzas para la zona euro o de un “Fondo Monetario Europeo” similar al Fondo Monetario Internacional (FMI).

El punto más sensible del acuerdo es el compromiso para seguir las discusiones de cara a crear un presupuesto de la Eurozona, al que llaman “instrumento presupuestario” para apaciguar las reticencias de países como Holanda.

Estas medidas son el fruto de 18 meses de debates “largos y controvertidos”, como reconoció la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, entre los ministros de Finanzas, ultimadas al término de una última discusión maratónica la semana pasada.

Los ministros europeos recibieron la orden para acordar las características esenciales de este presupuesto para junio de 2019,
un instrumento que “hace un año, muchos consideraban imposible”, se felicitó el presidente francés, Emmanuel Macron.

Este presupuesto, que busca facilitar la convergencia entre los 19 países de la moneda única, se inscribirá en el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027 de la UE que los países negocian actualmente.

La propuesta se aleja no obstante del proyecto de Macron que deseaba un presupuesto propio de la Unión Económica y Monetaria de varios miles de millones de euros
, con una función estabilizadora para los países en caso de impacto económico.

“A medias”

Alemania y Francia, las dos primeras economías del euro, acordaron de antemano la mayoría de las reformas, pero el proceso se estancó debido a la debilidad del gobierno alemán y al malestar por este pacto de los países más pequeños del bloque.

Estos últimos, liderados por Holanda, se reagruparon en el seno de una “Liga Hanseática” de espíritu liberal, que toma su nombre de la confederación medieval de ciudades comerciantes situadas cerca del mar del Norte y del Báltico.

Estos países, entre ellos los bálticos, Finlandia e Irlanda, suman en conjunto el mismo PIB que Francia. Su influencia se incrementó estos últimos meses, con el apoyo de discreto de Berlín, lo que contribuyó a rebajar la ambición de la reforma.

El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, celebró que “pudo alcanzarse un compromiso con elementos de la propuesta francesa y de otros” países, incluso si algunos hubieran querido “ir mucho más lejos” en la reforma.

Este es el caso de España, cuyo actual presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, dijo estar “satisfecho a medias”. “Hemos dado pasos en la buena dirección, pero pasos insuficientes en materia de la zona euro”, aseguró.

Comparado al “instrumento presupuestario”, un acuerdo sobre la extensión del mandato del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), encargado de la ayuda a los países en crisis, fue mucho más fácil de obtener para los ministros.

Los europeos acordaron dotarlo de nuevas funciones como la evaluación de la situación de los 19 países de la Eurozona, en cooperación con la Comisión, y la de prestamista de último recurso en caso de una crisis que golpee los grandes bancos.

Entre las ideas que se quedaron en el cajón figura un seguro de desempleo común, como reclamaba España, uno de los países más afectados por la precedente crisis del euro cuyas consecuencias, como el desempleo, se sienten aún en el bloque.