Este lunes, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, reiteró su llamado a Rusia a poner fin a su incidente naval con Ucrania, aunque rechazó la solicitud de nueva ayuda por parte de Kiev en un contexto tenso con Moscú.

“Seguimos pidiendo a Rusia la liberación de los marineros, la liberación de los barcos y el respeto del derecho a navegar de Ucrania por el estrecho de Kerch y el mar de Azov”, dijo Stoltenberg durante una rueda de prensa en la sede de la alianza en Bruselas.

El martes y el miércoles, los cancilleres de los 29 países de la OTAN se reúnen en Bruselas para abordar el último incidente entre Ucrania y Rusia, así como el anuncio de Estados Unidos de retirarse del tratado sobre las fuerzas nucleares de alcance intermedio (INF).

Sobre el pedido de Kiev a la OTAN de un mayor despliegue de buques en la zona, el jefe de la organización transatlántica aseguró que la alianza ya aumentó su presencia en el mar Negro “en general”, con barcos y policía aérea.

“Por supuesto, seguiremos de cerca la situación en esa región también a la luz de lo que vimos hace unos días”, agregó.

La tensión existente entre Moscú y Kiev aumentó el 25 de noviembre después que fuerzas rusas capturaran tres buques de guerra ucranianos frente a las costas de Crimea y arrestaran 24 marinos ucranianos.

Kiev y los países occidentales acusan a Rusia, que en 2014 se anexó la entonces península ucraniana de Crimea, de respaldar militarmente a los rebeldes en el este de Ucrania, lo que Moscú niega firmemente.

El domingo, desde Buenos Aires, el presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que la guerra en Ucrania entre separatistas prorrusos y Kiev, que desde su estallido en 2014 causó más de 10.000 muertos, “va a continuar”.

“Las actuales autoridades ucranianas no tienen interés en solucionar el conflicto, sobre todo por medios pacíficos”, dijo el sábado Putin, quien advirtió que mientras estas “sigan en el poder, la guerra va a continuar”.

La situación preocupa en la OTAN, sobre todo a los aliados bálticos, nórdicos y del mar Negro, pero la posición de la organización debe contentar “todos los sentimientos”, desde aquellos que abogan por el diálogo con el Moscú y otros, “como Italia”, no tan críticos con Rusia, según fuentes de la alianza.

Stoltenberg expresó también la preocupación por el nuevo sistema de misiles de Rusia en violación del tratado INF de 1987, del que Estados Unidos anunció su retirada y que, para los europeos, constituye una de las piedras angulares de su seguridad.