La Unión Europea aprobó este domingo un histórico acuerdo de divorcio con Reino Unido, calificado de “tragedia”, en un proceso sin precedentes que para llegar a buen puerto necesita aún de una difícil ratificación por el parlamento británico.

“Este es el mejor acuerdo posible para Gran Bretaña, este es el mejor acuerdo posible para Europa”, dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en rueda de prensa al término de la cumbre extraordinaria de Bruselas en que los mandatarios europeos respaldaron el texto junto a su par británica Theresa May.

“Este es el único acuerdo posible”, subrayó dirigiéndose a los parlamentarios en Londres, muchos de los cuales amenazaron con rechazarlo. “Invito a todos lo que deberán ratificarlo en la Cámara de los Comunes a que tengan en cuenta esta realidad”, insistió.

“Quienes piensan que rechazando el acuerdo podrán obtener un acuerdo mejor quedarán rápidamente decepcionados”, agregó.

Reino Unido y el bloque buscan así pasar página a más de cuatro décadas de relación con el primer acuerdo de divorcio en la historia del proyecto europeo.

Pese a la aprobación de este domingo, que pone fin a casi año y medio de intensa negociación, Juncker calificó el día de “triste”. “El Brexit “no es un momento de alegría ni de celebración, es un momento triste y es una tragedia”, aseguró.

El mamotreto de 585 páginas, 185 artículos y 3 protocolos adoptado por los líderes europeos recoge los términos de la salida de Reino Unido del bloque, prevista para el próximo 29 de marzo.

Estos incluyen cuestiones como los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y viceversa, la factura de 39 mil millones de libras que Londres debe pagar y la solución para evitar una frontera con vigilancia policial en la isla de Irlanda.

De salir adelante la ratificación, ambas partes deberán negociar un ambicioso acuerdo político y de libre comercio durante un período de transición que debe finalizar como máximo a finales de 2022.

Las grandes líneas de esta futura estrecha cooperación están plasmadas en una declaración política, sin valor jurídico y negociada a ambos lados del Canal de la Mancha, a la que los mandatarios europeos dieron también su respaldo este domingo.

La futura relación debe buscar además una solución final para garantizar una fluida circulación de bienes entre la provincia británica de Irlanda del Norte e Irlanda, cuyo primer ministro Leo Varadkar estimó como “muy importante” para la economía irlandesa.

“Refundación” de la UE

Las negociaciones entre Londres y Bruselas transcurrieron durante casi un año y medio repleto de desacuerdos, escollos y sobresaltos, el último de los cuales se saldó el sábado, la víspera del inicio de la cumbre, cuando el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, anunció un acuerdo sobre Gibraltar tras recibir garantías escritas de Londres, la Comisión y el Consejo.

El gobierno español acusó al británico de haber incluido en los últimos días un artículo ambiguo que hacía temer a Madrid perder el control sobre la futura relación entre la UE y Gibraltar, un pequeño territorio en el extremo sur de la península ibérica cedido a la corona inglesa en 1713 y cuya soberanía reclama España.

Madrid quería blindar en los textos negociados entre Londres y Bruselas el principio, aceptado por sus socios en abril de 2017, de que tras el Brexit “ningún acuerdo entre la UE y Reino Unido podrá aplicarse al territorio de Gibraltar sin el acuerdo” de Madrid.

Las críticas no tardaron en lloverle a May desde Reino Unido, donde el portavoz del centrista Partido Liberaldemócrata, Tom Brake, afirmó que había “dejado tirado Gibraltar”, “en un intento desesperado por lograr que su desastroso acuerdo salga adelante”.

Palabras que pesan como un oscuro presagio de la difícil tarea a la que se enfrentará May tras la cumbre: lograr que un parlamento británico, en el que tanto la oposición como los rebeldes de su propio Partido Conservador se han mostrado abiertamente hostiles al acuerdo, le dé su visto bueno antes de las vacaciones de fin de año.

La UE podrá a su vez empezar a concluir el nuevo impulso al bloque gestado desde la cumbre de Bratislava en septiembre de 2016 y que esperan consagrar en su primera reunión de mandatarios con un Reino Unido fuera del bloque en la localidad rumana de Sibiu en mayo.

El Brexit demuestra que la UE es “frágil” y “necesita una refundación”, subrayó este domingo el presidente francés, Emmanuel Macron, uno de los líderes que cargan con más fuerza contra el auge del populismo antieuropeo en el bloque, cuyo máximo exponente fue la victoria del Brexit.