La primera ministra británica, Theresa May, defendió el lunes el proyecto de acuerdo sobre el Brexit negociado con la UE, ante una patronal británica tranquilizada por este “compromiso” que, de ser aprobado, evitaría una salida brutal y caótica de la Unión Europea.

En el marco de una campaña destinada a convencer a los actores económicos, a la sociedad civil y también a los diputados de su propio partido de la pertinencia del proyecto de acuerdo concluido con Bruselas, May se dirigió a una sala repleta de empresarios con motivo de la conferencia anual de la principal organización patronal británica, la CBI, en Londres.

“Tenemos por delante una semana intensa de negociaciones, de cara al Consejo Europeo extraordinario del domingo”, que debe ratificar el proyecto de acuerdo, explicó May.

Estas discusiones deben determinar “los detalles completos y definitivos del marco de nuestra futura relación” con la UE, subrayó la jefa de gobierno frente a los representantes del mundo empresarial, mayoritariamente desfavorables a un Brexit que implica un alud de complicaciones para sus compañías en el corto plazo.

El proyecto de acuerdo es “bueno para Reino Unido” y “responde a los deseos del pueblo británico”,
porque permite al país retomar el control de su dinero, de sus leyes y de sus fronteras, aseguró May.

Ante un auditorio de unas mil personas que la escuchaban con atención, algunos incluso de pie, la primera ministra conservadora, que emprende una nueva semana de alto riesgo en el frente político interior antes de una cumbre europea extraordinaria en Bruselas dedicada al acuerdo el domingo, se mostró ofensiva.

El acuerdo que defiende permitiría al país “salir de esos programas de la UE que no son de nuestro interés, como la Política Agrícola Común y la Política Común de Pesca”, aseguró.

También con la libre circulación de personas: tras el Brexit, previsto el 29 de marzo de 2019, la inmigración seguirá aportando “una contribución positiva” al Reino Unido pero los nacionales de países de la UE “ya no volverán a pasar por delante de los ingenieros de Sídney o de los programadores informáticos de Nueva Delhi”, defendió.

Los candidatos a la inmigración serán seleccionados en función de sus competencias y no de sus países de origen, subrayó May.

“Sacar lo mejor”

La líder conservadora recibió el apoyo de la directora general de la Confederación de la Industria Británica (CBI), Carolyn Fairbairn, que calificó este proyecto de acuerdo “de progreso logrado con muchos esfuerzos”.

Para la patronal, el acuerdo, si es aprobado por el Parlamento británico, permitiría a Reino Unido disponer de un periodo de transición tras el Brexit de 21 meses durante los cuales se mantendrían las condiciones comerciales con la UE y que podría prologar si fuera necesario.

Esto evitaría a las empresas “el siniestro de una salida sin acuerdo”, dijo Fairbairn ante los empresarios.

“No es un acuerdo perfecto pero es un compromiso que nos protege del peor resultado posible”, un Brexit brutal que implicaría la inmediata aplicación de aranceles aduaneros entre la UE y Reino Unido, agregó la dirigente patronal.

El crecimiento económico británico decayó ligeramente desde el referéndum sobre el Brexit de 2016, principalmente por la prudencia de las empresas a invertir en este contexto de incertidumbre.

Entre la audiencia, varios empresarios compartían la visión de Fairbairn.

“Tengo tendencia a ser optimista, debemos sacar lo mejor de una mala situación”, dijo a la AFP Peter Stevenson, responsable financiero de GolfNow, una empresa de servicios digitales para los jugadores del golf.

La jefa de gobierno británica, acosada la semana pasada por un grupo de diputados de su Partido Conservador que la amenazan con una moción de censura y por la dimisión de cuatro miembros de su gabinete, buscaba asentar la calma entre los círculos económicos, que ya se habían congratulado ante el avance hacia un acuerdo que garantice la permanencia en la unión aduanera y el periodo de transición.