El alemán Manfred Weber fue designado este jueves por la derecha europea para liderar la batalla de las elecciones europeas de mayo de 2019, una posición que le abre la posibilidad de convertirse en el próximo presidente del ejecutivo comunitario.

Durante un congreso en Helsink, y tras una votación cuyo resultado era esperado, el alemán de 46 años, que salí como favorito, obtuvo 492 de los 619 votos de los delegados del Partido Popular Europeo (PPE), según los resultados oficiales.

Su adversario, el finlandés Alexander Stubb, de 50 años, obtuvo 127 votos. Dos de los votos fueron invalidados.

Si el PPE se mantiene como primera fuerza en las elecciones europeas de mayo, Weber podría aspirar a reemplazar en el cargo al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, aunque deberá obtener el respaldo de otras formaciones políticas para que obtener la investidura de la Eurocámara.

Weber, un hombre discreto y sin gran carisma, que no tiene experiencia de gobierno en Alemania, conoce a la perfección el funcionamiento de las instituciones europeas. En su último discurso antes del voto prometió “construir una Europa más unida, más protectora y más ambiciosa”.

Weber dirige el grupo PPE en el Parlamento Europeo y se presenta como un moderado capaz de superar las divisiones de esta formación.

El cargo de presidente de Comisión Europea está ocupado desde 2004 por un miembro del PPE.

Las negociaciones para reemplazar a Juncker, así como al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al presidente del Parlamento Europeo, del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y del Alto Representante de la UE para la Política Exterior —cargo que ocupa actualmente Federica Mogherini— comenzarán tras los comicios.

Y en esas negociaciones el PPE debería tener un papel clave.

El congreso de Helsinki fue una demostración de unidad pese a las divisiones sobre el papel dentro del PPE del dirigente húngaro Viktor Orban y de su partido Fidesz, acusados de no respetar los valores europeos, en especial en la acogida de migrantes.

En su discurso en Helsinki este jueves, Orban fue aplaudido por numerosos delegados cuando repitió que Europa perdería sus identidades “culturales” sin las naciones y también cuando condenó la “Europa sin raíces” de los liberales, los socialistas y los verdes.

“El PPE es el partido de los campeones, nuestra victoria está basada en nuestro ADN”, dijo Orban, que dio un claro apoyo a Weber contra Stubb, más crítico hacia el dirigente húngaro.

Según Orban, la democracia liberal ha fracasado y no puede ya garantizar las raíces cristianas de su país. Por ello abogó por una “democracia cristiana”.

Aunque sin nombrar al dirigente húngaro, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, lo criticó y fue el más virulento de los oradores del congreso ante Orban.

“No podemos suscribir el argumento según el cual la protección eficaz de la frontera europea, de nuestro territorio y de nuestra identidad significa desafiar las reglas de la democracia liberal”, dijo Tusk.

El PPE y los socialdemócratas europeos suman actualmente una mayoría de 55% en el Parlamento Europeo, pero los sondeos pronostican el fin de su control de la Eurocámara tras las elecciones.