Un exguardia de 94 años del campo de concentración nazi de Sutthof, en Polonia, lloró tras haber escuchado los testimonios de descendientes de víctimas en el primer día de su juicio en Münster, Alemania, por complicidad en cientos de asesinatos.

El alemán, residente de esta urbe germana, está acusado de haber servido entre junio de 1942 y septiembre de 1944 en ese campo, situado a 40 kilómetros de Gdansk. En el momento de los hechos tenía entre 18 y 20 años, y por ello es juzgado como menor.

La fiscalía no divulgó la identidad del acusado, quien, según el diario Die Welt, sería un paisajista jubilado llamado Johann.

El hombre llegó ante el tribunal en silla de ruedas, con un sombrero y un bastón en la mano, pero no habló. Frente a él, había 17 partes civiles.

Según la prensa alemana, el acusado no pudo retener las lágrimas tras los dos primeros testimonios.

Una sobreviviente del campo, Marga Griesbach, contó cómo vio a su hermano de seis años por última vez en Stutthof, antes de ser trasladado al campo de extermino de Auschwitz donde murió gaseado.

“Todas las maneras de matar”

“(El acusado) Ayudó a que mataran a mi madre, esta madre adorada que tanto he echado de menos toda mi vida”, declaró otra testigo, que hoy vive en Indianapolis, Estados Unidos, y cuyo nombre no fue publicado la prensa.

“En Stutthof se emplearon todas o casi todas las maneras de matar”, dijo a la prensa el fiscal de Dortmund, Andreas Brendel.

Según el acta de acusación, el hombre tenía “conocimiento de todos los métodos para matar” y por eso fue cómplice del “asesinato de cientos de personas”.

El nonagenario negó ante la policía, en agosto de 2017, haber estado al corriente de las atrocidades que se cometían en el campo y afirmó que los soldados también padecían de la escasez de alimentos, indicó Die Welt.

En Stutthof, primer campo de concentración nazi establecido fuera del territorio alemán a finales de 1939, murieron 65.000 de los cerca de 110.000 deportados.

Controlado por las SS y auxiliares ucranianos, primero sirvió para la detención de prisioneros de guerra y opositores polacos, noruegos o daneses, antes de que los judíos de los países bálticos y Polonia, esencialmente mujeres, fueran deportados allí a partir de 1944 en el marco de la “solución final” nazi.

“Estoy muy agradecido por la celebración de este juicio, nadie en mi familia creyó que fueran posibles acciones judiciales. Para mí, que soy de la tercera generación, es muy importante”, dijo Ben Cohen, nieto de Judy Meisel, una deportada del campo.

Las 14 audiencias previstas hasta enero se limitarán a dos horas de duración cada una para que el nonagenario pueda estar “en buena forma física, según el fiscal. El jueves se celebrará una segunda audiencia.

En un principio, un segundo exguardia de las SS, de 93 años, debía ser juzgado, pero aún se está estudiando si es apto para comparecer o no.

El acusado enfrenta una pena máxima de 15 años de cárcel, aunque una condena así es poco probable.

“Nunca más”

La justicia alemana es criticada por tratar demasiado tarde los crímenes del III Reich.

En los últimos años, sólo condenó a tres antiguos agentes de la Schutzstaffel (SS) por complicidad en asesinatos: John Demjanjuk, Reinhold Hanning, Hubert Zafke y Oskar Gröning.

Desde 2011, una nueva jurisprudencia permite abrir diligencias por “complicidad de asesinato” contra quienes participaron en el funcionamiento de los campos.

Hasta entonces, solo podían ser procesados los sospechosos directamente implicados en los asesinatos de los deportados.

Todos los acusados eran muy ancianos y ocupaban cargos subalternos durante la guerra. Ninguno ingresó en prisión debido a su estado de salud. Gröning murió justo antes de ser encarcelado.

El proceso que comenzó el martes es “un gesto para decir ‘nunca más"”, consideró el historiador especialista en nazismo, Peter Schöttler. “Si dejamos pasar este caso, siempre habrá una excusa para dejar pasar otros”.

“Alemania les debe a los familiares y a las víctimas de los crímenes del nacionalsocialismo que se investiguen, todavía hoy, los hechos y perseguir esos delitos”, sostuvo el fiscal Brendel.