Los ministros de Finanzas de la Eurozona deben este lunes apoyar a la Comisión Europea en su pulso con Roma, dos semanas después de su decisión de rechazar el presupuesto para 2019 del gobierno italiano.

“Todo el mundo está preocupado”, asegura un alto responsable europeo sobre la tensión entre la Comisión, guardiana de las reglas fiscales del bloque, y una Roma decidida a defender su presupuesto para el próximo año.

Los ministros de Finanzas de los 19 países del euro deberían apoyar, según varias fuentes, la decisión de Bruselas el pasado 23 de octubre de rechazar el plan presupuestario italiano por una “desviación clara” de las reglas.

El ejecutivo comunitario tiene en el punto de mira sobre todo el objetivo de déficit del 2,4% del Producto Interior Bruto (PIB), muy por encima del 0,8% acordado con el precedente gobierno de centro izquierda italiano.

El actual ejecutivo, formado por ultraderechistas y antisistema, tiene hasta el 13 de noviembre para presentar un proyecto revisado, so pena de exponerse a un “procedimiento de déficit excesivo”
y, a largo plazo, a sanciones.

“No creo que se llegue hasta las sanciones”, dijo este lunes al Financial Times, Luigi di Maio, uno de los vicepresidentes del gobierno italiano, para quien “el procedimiento se abrirá, pero habrá una fase de diálogo”.

Para el político del Movimiento 5 Estrellas, el presupuesto expansionista podría reducir “considerablemente” la importante deuda pública italiana, en el 131% del PIB, y podría representar un modelo a seguir si funciona.

El jefe de Estado italiano, Sergio Mattarella, cuya función es sobre todo simbólica aunque se respeta su autoridad, llamó al gobierno a “llevar a cabo un diálogo constructivo con las instituciones europeas”.

“Nunca más una Italia de rodillas”, aseguró por su parte el vicepresidente del gobierno italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, quien llamó a manifestarse el 8 de diciembre en Roma contra los “señores de Bruselas”.

‘¡Basta!’

Los recientes datos socieconómicos aumentan la presión sobre la tercera economía de la zona euro, donde el desempleo progresó al 10,1% en septiembre y cuya economía se estancó en el tercer trimestre por primera vez en tres años.

En sus presupuestos, Roma proyecta una expansión en 2018 del 1,5%, medio punto por encima del estimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y cuatro décimas superior a las últimas proyecciones de la Comisión.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, calificó el estancamiento de “coyuntural”. “Afecta a toda la economía europea. Lo habíamos previsto. Por eso, hemos decidido tener un presupuesto expansivo”, dijo.

Sin embargo, un crecimiento más débil de lo previsto podría aumentar el déficit italiano. “La coalición se está poniendo a prueba en este pulso”, estima Sébastien Maillard, director del Instituto Jacques Delors.

“El electorado de la Liga [de Salvini] estará tentado de decir ‘¡Basta!’, porque Italia se queda sola”,
agrega Maillard, expresando su preocupación por la diferencia entre la tasa de endeudamiento italiana y la alemana.

El ‘spread’ oscila en torno a los 300 puntos básicos, contra 130 de media en los primeros cuatro meses del año, por “la incertidumbre sobre la orientación de la política fiscal”, según el gobernador del Banco de Italia.