La primera ministra británica, Theresa May, llamó a su partido a permanecer unido en un momento en que las negociaciones del Brexit entran en su “fase más dura”, el miércoles en el discurso de clausura del congreso de los conservadores en Birmingham.

May caminó hacia el podio de la conferencia para dirigirse a delegados reunidos desde el domingo en esta ciudad del centro de Inglaterra al ritmo de la canción de ABBA “Dancing Queen” e incluso bailó un poco.

Era una alusión irónica a las mofas que sufrió cuando recientemente bailó durante un viaje a África, y un toque de humor destinado a mostrar a una primera ministra relajada en un momento crucial para el país.

“Entramos en la fase más dura de las negociaciones”, afirmó. “Pero si nos mantenemos unidos y permanecemos tranquilos, sé que podemos obtener un acuerdo satisfactorio para Reino Unido”, aseguró la dirigente cuyo liderazgo se ve regularmente puesto en entredicho por los defensores de un Brexit duro.

Era uno de los discursos más importantes de su carrera política pero llega en un momento en que May es atacada por todos los flancos y sus socios europeos parecen cada vez más preocupados ante la posibilidad de una separación caótica.

El impacto potencialmente calamitoso que un Brexit sin acuerdo tendría en el comercio indujo al ministro francés de Hacienda, Gérald Darmanin, a afirmar el martes que París está preparando sus aduanas “para el peor de los escenarios”.

Pero la preocupación más inmediata de May era recuperar la confianza de su partido y dar la imagen de un frente unido en las negociaciones con Bruselas de las próximas dos semanas.

Y se esforzó en hacerlo con una mezcla de optimismo y determinación en un discurso de una hora de duración.

Presentó el Brexit como “un periodo de oportunidad” y aseguró que su controvertido plan para sacar a Reino Unido de la Unión Europea manteniendo una estrecha relación comercial, conocido como “plan de Chequers”, prevalecerá “en el interés nacional”.

“Creo firmemente que lo mejor está por llegar y que nuestro futuro está lleno de promesas”, aseguró.

El “plan de Chequers” prevé que Reino Unido conserve las reglas de la UE relativas a los bienes industriales y los productos agrícolas para permitir su fácil circulación, pero poniendo fin a la libre circulación de personas y a la jurisdicción de la corte europea de justicia.

El plan fue rechazado por los líderes europeos, reunidos en cumbre informal en Salzburgo en septiembre. Consideraron que Reino Unido no puede conservar solo lo que le interese e instaron a May a revisar su propuesta antes del próximo consejo europeo del 18 y 19 de octubre.

“Todos juntos”

May tiene además que hacer frente a la revuelta de algunos de los miembros de su Partido Conservador.

Los diputados euroescépticos encabezados por el exministro de Relaciones Exteriores Boris Johnson mantuvieron al margen del congreso una serie de multitudinarios encuentros en los que abogaron contra el “plan de Chequers”.

Johnson y los otros afirman que mantener una estrecha asociación con la UE sería despreciar los deseos de los votantes que optaron por el Brexit en el referéndum de 2016.

May insiste en que su propuesta es la única forma de proteger los empleos y el comercio al tiempo que se evita reinstaurar una frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, país miembro de la UE.

“Incluso si no estamos de acuerdo en cada parte de esta propuesta, necesitamos estar todos juntos”, lanzó ante el partido.

Se especula que Londres podría aceptar que algunos controles de productos se realicen al pasar de Irlanda del Norte a Gran Bretaña, lo que evitaría instalar una aduana dura en Irlanda.

Pero el Partido Democrático Unionista de Irlanda del Norte (DUP) pareció desestimar la idea abiertamente el martes, lo que podría acabar con cualquier acuerdo entre May y la UE.

El partido de May depende de esta pequeña formación para garantizarse una mayoría en el parlamento británico, que debe aprobar cualquier acuerdo final sobre el Brexit.

Pero también cuenta con apoyos en su partido y en la UE que piensan que cualquier alternativa a su plan complicaría aún más las cosas.