El excanciller británico Boris Johnson volvió a arremeter con fuerza el martes contra la estrategia de la primera ministra conservadora Theresa May en materia de Brexit, aunque evitó atacar personalmente a su compañera de partido en el congreso anual de la formación.

Johnson, que dimitió en julio del gobierno de May para protestar contra el llamado “plan de Chequers” de la primera ministra, fustigó de nuevo esta propuesta de conservar una estrecha relación comercial con la Unión Europea manteniendo para ello una reglamentación común.

“¡Hay que tirar el plan de Chequers a la basura!”, lanzó en un discurso al margen del congreso del Partido Conservador británico, reunido desde el domingo en Birmingham, en el centro de Inglaterra.

El exministro de Relaciones Exteriores evitó sin embargo todo ataque directo a May y al final de su discurso llamó incluso a “apoyar” sus objetivos iniciales en materia de Brexit: “retomar el control” de las leyes británicas y negociar acuerdos de libre comercio con otros países.

En un intento de desviar la atención mediática de las palabras de su controvertido rival, May disparó primero y se invitó el martes a varios platós matinales de radio y televisión para anunciar un cambio de la política migratoria británica tras el Brexit.

A partir de enero de 2021, Reino Unido autorizará la inmigración según el nivel de cualificación de los trabajadores y los europeos no tendrán un trato preferente, anunció May, una medida que debería satisfacer a su electorado. La inmigración fue un tema clave de la campaña del referéndum sobre el Brexit de junio de 2016.

En la víspera de la clausura del congreso de su formación, que continúa muy dividida sobre el Brexit a seis meses de su ejecución, May aprovechó también para volver a llamar a la unidad.

En los días previos al inicio del congreso, Johnson expuso en los medios su contrapropuesta al “plan de Chequers”: un “superacuerdo de libre comercio” al estilo del CETA firmado entre la Unión Europea y Canadá.

El gobierno de May ha rechazado varias veces esta opción porque cree que no permitiría evitar el regreso de un frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, principal escollo en las negociaciones con la UE.

Pero tampoco el plan de la primera ministra británica goza del beneplácito de los líderes europeos y May se vio instada a revisarlo antes del próximo consejo europeo, el 18 y 19 de octubre en Bruselas.

“Mundo imaginario”

En Birmingham, algunos miembros del gobierno se burlaron de la propuesta de Johnson, que vive “en un mundo imaginario” según el ministro de Finanzas, Philip Hammond.

Las opiniones de la “oveja negra” de los tories, irritaron también a varios delegados conservadores.

“Preferiría que se callara”, dijo a AFP la diputada Anna Soubry. “Lo último que necesitamos en este momento es una batalla por el liderazgo” del partido.

“Pienso que ya no tiene crédito entre los parlamentarios conservadores”, considera Robin Pettitt, un profesor de ciencias políticas de la universidad de Kingston de Londres. “Se comprometió por el Brexit porque veía en eso la mejor manera de ser jefe del partido”, considera.

Johnson, carismático pero con una personalidad que tiende a dividir, sigue beneficiando sin embargo de un amplio apoyo entre los militantes conservadores y muchos lo ven como un posible líder.

Colette Wyatt-Lowe, de 71 años, llegó con una hora de adelanto para escuchar su discurso. “Es el único político al que veo hacer campaña a favor del Brexit por el que votó la gente” en 2016, dice.

“Si en noviembre no se alcanza ningún acuerdo sobre el Brexit entonces necesitaremos un cambio”, estima Paul Hodgsin Jones, de 59 años, responsable municipal de Potters Bar, al norte de Londres. “Entonces, Boris Johnson será la única persona capaz de tomar las riendas rápidamente”.

Para Mike Kay, un delegado de 34 años procedentes de Mánchester, Johnson está dotado de un “carisma que pocos tienen”. “Pero crea mucha división y eso es un problema”, afirma.

“Buena parte del país piensa que es un payaso”.