La coalición populista en el poder en Italia elevó el déficit del 2,4% del PIB para financiar su programa de gobierno en los próximos tres años, una medida que provoca tensiones con la Comisión Europea y en los mercados financieros.

La Bolsa de Milán perdía el 3% a mitad jornada de este viernes, mientras la cotización de los bancos fue suspendida y el euro comenzaba a sufrir frente al dólar.

Elevar el déficit al 2,4% del PIB en 2019, así como en 2020 y 2021, es considerado un desafío ya que se teme el aumento de la deuda pública, uno de los grandes males de la economía italiana.

La medida fue aprobada tras una dura y larga batalla con el ministro de Finanzas, el moderado Giovanni Tria, que abogaba por un déficit al 1,6% para evitar las tensiones, pero el Movimiento 5 Estrellas (antisistema) y la Liga (extrema derecha) en el poder desde hace cuatro meses terminaron por ganar el pulso.

La satisfacción rondaba entre los representantes del gobierno que consideran clave la ley de presupuestos para dar un giro a la vida de los italianos afectados por años de austeridad.

El viceprimer ministro italiano Luigi Di Maio celebró el jueves en la noche en Roma desde el balcón del Palacio Chigi, la sede de gobierno, la aprobación de la ley de Presupuestos y Planificación Económica, que llamó “el presupuesto del pueblo”.

“Son las cuentas del cambio”, anunció por su parte el portavoz del Ejecutivo.

El gobierno “populista”, como suele ser tildado, aprobó ante todo la introducción de un salario de ciudadanía de 780 euros para las franjas más pobres de la población así como un sistema de pensiones más generoso y una reforma tributaria.

La primera medida cubrirá a 6.5 millones de personas y la segunda a aproximadamente 400.000.

Diálogo o conflicto con la UE

El comisario europeo para los Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, advirtió que con ese déficit Italia se sale de las reglas europeas, pero a la vez reconoció que quiere evitar una crisis y está dispuesto al diálogo entre las partes.

“Las sanciones son teóricamente posibles porque están previstas en los tratados. Pero no tengo en mente sanciones”,
aseguró en una entrevista para la radio y televisión francesas.

Por su parte Di Maio también quiso rebajar el clima de tensión que genera la medida y afirmó que el gobierno trabaja para fomentar el crecimiento económico.

“Ahora empieza el diálogo con la UE y con los grandes inversores privados y no tenemos intención de ir al conflicto”, aseguró este viernes.

El ministro del Interior de Italia y líder de la derechista Liga, Matteo Salvini, igualmente ha querido tranquilizar a los mercados y aseguró que “estoy convencido de que los analistas y los mercados entenderán que estamos trabajando por el bien del país. No estoy preocupado”, dijo.

Una de las mayores preocupaciones es que se dispare la prima de riesgo, una variable para evaluar la percepción del riesgo de los inversores, que llegó en mayo a superar los 300 puntos debido a la incertidumbre política y que este viernes se sitúa en 270.

“Que los mercados se resignen”, lanzó en Milán el influyente Salvini, quien gracias a su agresiva política contra la inmigración crece en popularidad y su partido hoy en día es considerado el mayor de Italia, con un 32% de las intenciones de voto, contra el 17% en las elecciones de marzo.

Italia ante el abismo

Mientras la ley de presupuestos fue presentada como “razonable y valiente” por el jefe del gobierno, Giuseppe Conte, las otras fuerzas políticas del país la han criticado y condenado.

El precedente gobierno de centro izquierda había fijado un déficit de 0,8% para 2019, 2020 y 2021, con el fin de disminuir la deuda pública, la segunda mayor de Europa después de Grecia.

El gobierno expone “al país a riesgos increíbles al aumentar el déficit por encima del 2%. Eso financia un programa de asistencia. Estamos ante el abismo”, arremetió Mariastella Gelmini, portavoz de Forza Italia, el partido de Silvio Berliusconi (derecha).

El director del Observatorio de Cuentas Públicas de la Universidad Católica y ex representante del Fondo Monetario Internacional (FMI), Carlo Cottarelli, estimó que con ese déficit las finanzas públicas italianas se debilitan.

“Esas medidas no serán financiadas con impuestos, sino con gastos”, advirtió.