Los mandatarios europeos respondieron este jueves a la primera ministra británica, Theresa May, con mensajes de firmeza y de mano tendida, cuando las negociaciones del Brexit, empantanadas en la cuestión irlandesa, encaran su fase final.

“Más allá de las duras declaraciones públicas en los medios de comunicación”, “ambas partes son conscientes de que sólo se puede encontrar una solución si se acercan el uno al otro”, dijo a la prensa el canciller austríaco, Sebastian Kurz.

Kurz, que ejerce la presidencia pro témpore del bloque, resumía la cena informal de líderes de la UE celebrada la víspera en la ciudad austríaca de Salzburgo, a quienes May pidió flexibilidad para hallar una solución para la frontera en Irlanda.

Londres y Bruselas buscan evitar la reintroducción de una frontera clásica entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte para salvaguardar así el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998, pero siguen sin una solución común.

La UE aboga por mantener a Irlanda del Norte en la unión aduanera y el mercado único europeo, a falta de una solución mejor. Este “backstop” (“red de seguridad”) figura en el acuerdo provisional de diciembre, pero Londres lo contesta ahora.

May reiteró durante la cena a sus socios que esta solución atentaría contra la integridad de Reino Unido, creando una frontera aduanera de facto entre la provincia norirlandesa y el resto del país, según una fuente de su oficina.

A su llegada al segundo día de reunión, el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, cargó contra mantener posiciones inamovibles. “Ambos tenemos que encontrar un compromiso. No es que tengamos que aceptar todo o que ella deba hacerlo”, dijo.

“Mantenerse unidos”

Las palabras más conciliadores de Kurz o de Bettel no son unánimes entre los 27 socios de May, máxime cuando los planes británicos para evitar una frontera en la isla de Irlanda podrían socavar el principio de indivisibilidad mercado único europeo.

Para lograr también un “comercio sin fricciones”, la mandataria británica aboga por la creación de una zona de libre comercio para bienes a ambos lados del Canal de la Mancha, algo que su par francés, Emmanuel Macron, rechazó de plano.

“Debe hallarse una solución, pero esta no debe dañar la coherencia, la fuerza de las cuatro libertades del mercado único”, dijo el presidente francés sobre la libre circulación —indivisible— de bienes, servicios, capitales y personas.

Macron urgió además a sus homólogos a “mantenerse unidos” frente a May, ahora que las negociaciones del Brexit encaran su recta final de cara a lograr un acuerdo para noviembre que la Eurocámara y el Parlamento británico puedan ratificar a tiempo.

Los 27 deben perfilar este jueves su estrategia en las próximas semanas de negociación. El negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, ya indicó esta semana que la UE podría “mejorar” su propuesta sobre la cuestión irlandesa.

¿Un segundo referéndum?

Los mandatarios querían un acuerdo final en la cumbre del 18 de octubre en Bruselas, pero, ante los escollos en las negociaciones, convocaron una cumbre extraordinaria a mediados de noviembre, cuya fecha concreta deben todavía determinar.

Además de la cuenta atrás, ambas partes enfrentan la presión de las advertencias, entre ellas del Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre las consecuencias económicas de un divorcio previsto a fines de marzo de 2019 sin acuerdo.

El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, dijo que se preparan para ese escenario y reiteró su deseo de evitar “nuevas barreras” para el comercio y las personas entre los territorios de la isla de Irlanda tras cuatro décadas de membresía a la UE.

Los británicos decidieron en 2016 en un referendo, marcado por el rechazo de la migración de europeos a Reino Unido, marcharse del bloque. May reiteró a sus socios que no se plantean convocar un segundo referéndum, pese a la presión interna en su país.

Los líderes europeos apoyan “casi unánimemente” la celebración de una segunda consulta una vez se conozca el resultado de la negociación, indicó a la BBC el primer ministro maltés, Joseph Muscat, un escenario que calificó de “casi imposible”.