El presidente del servicio de inteligencia alemán, Hans-Georg Maassen, puso en duda la existencia de “cacerías colectivas” contra extranjeros en Chemnitz, contradiciendo así a la canciller Angela Merkel, en un momento en el que se enfrenta a nuevas turbulencias políticas sobre los migrantes.

El viernes por la tarde está prevista además una nueva concentración convocada por el grupo local de extrema derecha Pro Chemnitz en esta ciudad de la ex RDA. La ciudad de Sajonia es desde hace casi dos semanas escenario de manifestaciones a raíz del asesinato con arma blanca de un alemán, del que son sospechosos varios solicitantes de asilo.

Hans-Georg Maasen reveló el viernes al diario Bild sus serias dudas en cuanto a posibles “cazas colectivas” perpetradas contra personas de apariencia extranjera durante una concentración no autorizada de la extrema derecha el 26 de agosto en Chemnitz, que encendió la mecha de las manifestaciones.

Sin embargo, al día siguiente de los incidentes el portavoz de la canciller Angela Merkel, Steffen Seibert, condenó oficialmente estas “cazas colectivas”.

La dirigente alemana utilizó después esta expresión y mencionó igualmente imágenes que mostraban “muy claramente el odio” y “una persecución contra personas inocentes”.

‘Información falsa’

El jefe del servicio de inteligencia puso igualmente en duda la autenticidad de un video difundido esa misma noche en la cuenta de Twitter de un grupo de extrema izquierda “Antifa Zeckenbiss”, en el que se mostraba a unos hombres persiguiendo a gritos en plena calle a al menos un hombre, probablemente de origen extranjero.

“Hay buenas razones para creer que se trata de una información falsa intencional para eventualmente desviar la atención de la opinión pública del asesinato en Chemnitz”,
según Maassen, que no dio más detalles.

La cadena pública ARD, que efectuó una investigación sobre esa grabación, aseguró por el contrario que no había nada que indicara que este video fuese un “fake”, apoyándose en los testimonios de periodistas en la zona o el análisis del lugar.

La Federación de Periodistas alemanes criticó las dudas del jefe de inteligencia. “Ante estas dudas, están los testimonios de periodistas” en el lugar, que asistieron a las escenas y fueron incluso agredidos, dijo.

La policía de Chemnitz informó sobre denuncias presentadas por un joven afgano, un búlgaro y un sirio, a raíz de agresiones al margen del desfile organizado el 26 de agosto por la extrema derecha para denunciar el homicidio cometido ese mismo día.

La violencia suscitó una inmensa emoción en un país, donde la opinión está muy polarizada sobre la cuestión de los migrantes desde la llegada de más de un millón de solicitantes de asilo en 2015 y 2016.

Las declaraciones del jefe de inteligencia pusieron en apuros a Angela Merkel en el aspecto político, pues varios responsables de su propio campo conservador, empezando por su ministro de Interior Horst Seehofer, y la extrema derecha, ponen en tela de juicio desde hace varios días la realidad de la violencia contra los extranjeros en Chemnitz.

‘Ataque frontal’

El partido ecologista habló de “un ataque frontal contra Merkel” y la izquierda radical reclamó la dimisión del jefe de inteligencia.

El partido de extrema derecha AfD, por el contrario, pidió la dimisión del portavoz de la canciller.

Angela Merkel se encuentra en una situación de gran dificultad desde hace meses por el tema migratorio.

Cada noticia que implica a migrantes es una oportunidad perfecta para el AfD de atacarla y de denunciar un supuesto aumento de la inseguridad y de la delincuencia desde 2015.

Y el ministro Horst Seehofer, igualmente presidente del muy conservador partido bávaro CSU -teóricamente aliado de la CDU-, cuestiona de nuevo abiertamente la política migratoria de la canciller.

Este consideró el jueves que la inmigración era “la madre de todos los problemas” de Alemania, unas declaraciones que Merkel rechazó inmediatamente después. Y el viernes dio su apoyo al jefe de inteligencia al afirmar que tenía “toda [su] confianza”.

El ministro ya había puesto a la coalición gubernamental entre socialdemócratas y conservadores al borde del colapso a finales de junio sobre esta espinosa cuestión de la acogida de migrantes.